Níger 98

Diciembre de 1998

Generalidades

Níger fue una colonia francesa hasta 1960, año en el que consiguió la independencia. Tras varias dictaduras se implanto un sistema, ligeramente democrático, en 1.996. Actualmente tiene una población de solo 9 millones de habitantes en una superficie superior al doble de España. La capital Niamey tiene 400.000 habitantes. Está formado, principalmente, por un enorme y despoblado desierto: el Teneré, y por una pequeña zona fértil y muy poblada formada por las riberas del río Níger.

El enorme y gigantesco río Níger, es la vida del país: sobre su orilla crecen, a miles, los eucaliptos, los flamboyanes, las lilas y los nenúfares. Hay hipopótamos, cocodrilos, aves y toda clase de ganado pastando; mucha agricultura, ganado y pesca; pueblos, muchos pueblos que viven del río: transporte fluvial, pesca... agua para regar: una bendición. Sin el río, Níger, como país, posiblemente no existiría.

Pero el río no basta y el país es muy pobre y, además, tiene un 75% de analfabetismo. Para colmo de males la malaria y el sida (más de un 10%) causan estragos. Es un conglomerado de etnias: Hausa, Fulbé, Tuaregs, Peuls, etc. El idioma oficial es el francés que sólo es hablado por una minoría. Lo que la gente habla es el Hausa ó el Tamachek, que es la lengua de los Tuaregs. Cómo religión, el 85% de ellos son musulmanes y un 15% animistas.

La moneda es el CFA que vale 0,25 Pts. En agricultura tienen: mijo, maíz, arroz, boniatos, etc. En ganadería: camellos, ovejas y cabras. En cuanto a la minería extraen algo de carbón, fosfatos, cemento y uranio. Reciben, como media, 20 turistas diarios, de los que la mayoría son franceses por tratarse de una excolonia suya y del hecho de que es necesario hablar francés para poder desenvolverse aquí. Durante mi estancia sólo vi un turista.

Ahora, en diciembre, acaba de comenzar la temporada seca y el Níger viene, todavía, muy caudaloso ya que nace en las montañas de Guinea Conakry donde, en estos días, acaba de dejar de llover. Ya quisiera el Ebro alcanzar el caudal y las dimensiones del Níger. Estuve navegando río arriba, a lo largo de unos 200 km, y pasé por islas, pueblos, embarcaderos, etc. Las islas del río, igual que sus orillas, tienen bastantes pájaros pero son tremendamente esquivos pues tienen miedo de que les den una pedrada. Se ven muy pocas embarcaciones a motor, lo que indica la pobreza del país. Es aún más pobre que Malí, que ya es decir. He recordado a Malí pues ambos países tienen etnias y paisajes comunes. India, en comparación, es un país muy rico que les triplica en riqueza.

Dentro de la población se distinguen algunos hombres corpulentos y con aire "moro" que me recuerdan a los mauritanos. Otros parecen tener un aire sudanés.

El resto podrían ser oriundos de Malí o Burkina-Faso, pues son las mismas etnias.

Las carreteras son anchas y bien asfaltadas, construidas con ayudas de la ONU, y como hay muy poca actividad industrial y, por tanto, pocos camiones, el firme está en muy buenas condiciones. Un hermoso puente cruza el Níger en la carretera que va a Ouagadougu (Burkina), regalado por Kennedy, a mediados de los 60.

Las puestas y salidas del sol son muy bonitas, sobre todo cuando se contemplan desde la orilla del río, pues la luz se refleja en sus aguas. Una vez que ha caído el sol aparece una especie de niebla formada por polvo del desierto llamada Harmattan que he tenido que soportar en: Mauritania, Gambia, Guinea, etc. Las mujeres del país llevan una ropa típica que tiene mucho colorido. Por el contrario los hombres usan el bou-bou de un solo color como hacen los demas musulmanes africanos.

En cuanto a la comida domina el mijo, el boniato, el insípido pescado de río ó de piscifactoría, el arroz y el pollo. Tienen un croissant buenísimo pues parece que lo han aprendido de sus colonizadores franceses. La cerveza local es suave y agradable.

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Afortunadamente, al estar en la época seca, no hay mosquitos. De todas formas he estado un par de noches en un hotel al lado del Níger y he tenido lagartos, iguanas y no se cuantos reptiles más, justo a la entrada de la habitación. Como trataba de espantarlos el dueño del hotel se reía de mí. Las sábanas habían sido usadas anteriormente por otros clientes. En uno de los cajones de un viejo armario encontré un preservativo que había caducado en 1.990. La verdad es que, viajando por África, he estado en una buena docena de sitios peores que este. Como contrapunto, en la oficina de correos hay a la venta unas postales hechas en París que son bellísimas, pero valen 125 Pts.

Recorrí todo lo que buenamente pude, con la ayuda de un coche viejo y un chofer muy ladrón que conseguía cualquier cosa por dinero. Al día hacíamos unos 300 Km., y esta distancia, aquí, es casi un récord. Visité los mercados más auténticos: Ayourou, Tillaberi, Bororos, etc. En todos ellos pude hacer fotografías a regañadientes de la gente y, en ocasiones, querían pegarme pues odiaban que se las hiciera por tratarse de algo que consideran como religioso. Otras veces tuve que dar caramelos, bolígrafos o dinero. También les daba toallitas de colonia las que miraban y miraban y no sabían lo que eran, ni para qué servían. Yo me reía de ellos y ellos se reían de ellos mismos. Al final nos reíamos todos a la vez.

Cuando estas gentes se saludan, tanto en la ciudad como en el campo, un simple ¡hola!, es larguísimo:

- Que tenga un día placentero. Resp: Usted también

- Que tenga buena salud. Resp: Usted también

- ¿Los niños están bien? Resp: ¿Y los suyos?

- ¿Su mujer está bien? Resp: ¿Y la suya?

- ¿Va bien el trabajo? Resp: ¿Y el suyo?

- ¿La casa va bien? Resp: ¿Y la suya?

Etc. etc. Todo esto y más se preguntan y se responden cada vez que dos personas se encuentran, aunque se saluden de camello a camello. Siempre se dicen lo mismo. Como son musulmanes suelen tener varias mujeres, aunque la tendencia es tener cada vez menos, habiendo muchos hombres que sólo tienen una. Yo les decía: "A nosotros con una ya se nos complica bastante la vida"

Lo importante para la gente africana es su grupo étnico, lo que quiere decir territorio, idioma, familia, tradiciones, etc. El concepto de nación o de estado es, aquí, algo ridículo: es un invento político y también el resultado de la partición de un terreno geográfico hecha por los colonizadores. Las divisiones que originan las ficticias fronteras africanas, marcadas por el abominable hombre blanco, no hacen más que daño a las etnias, pues las parten por el medio. Los odios y rivalidades entre ellas, ya de origen ancestral, son el causante de la inestabilidad que domina toda África y que da lugar a guerras y masacres.

Me adentré en dirección al desierto del Teneré y llegué a la región de Tohoua y Ouaga buscando la etnia de los Bororo (Wodaabe) de Geerewol. Les hice unas fotografías aceptables. Se trata realmente de unas tribus pertenecientes a la etnia Peul pero que tienen unas costumbres muy peculiares: nariz grande fina, piel delicada, algo afeminados, que se afeitan la parte delantera de la cabeza para tener la frente más ancha, porque así creen estar más guapos; su alimentación se complementa con unas hierbas que toman para embellecerse, son delgados y sin grasa. Ellos, como se pintan la boca y la cara, parecen mujeres. Es todo muy interesante. Ellas, que también se hacen tatuajes en la cara para distinguirse de otras tribus, toman hierbas también y se afeitan la cabeza. Su estilo de pelo es inconfundible. Hay una cierta diferencia entre sus casas y las de la etnia Peul. Lo mismo ocurre con los graneros. Utilizan más la paja sobre una estructura de palos ó ramas, mientras que los Peul hacen paredes de arcilla. Algo parecido ocurre con los Tuaregs, sólo que estos hacen el techo de piel de oveja ó cabra.

Hacer 1.500 Km. por zonas semidesérticas y sin aire acondicionado es toda una aventura. En ocasiones me deshidrataba. Algunas veces llegaba a beber agua caliente a más de 30º de temperatura y, recuerdo, que en una ocasión me bebí una botella de 1,5 litros en 2 tragos. Un día, que había hecho un calor horrible y que no había bebido suficiente agua, me quedé dormido vestido y al cabo de pocos minutos me desperté sudando y a punto de tener un infarto: soñaba que estaba comiendo a mordiscos el cuerpo de un hombre blanco y como le arrancaba los trozos de su carne. Fue algo horrible. A partir de ese día bebí más cantidad de agua.

En Níger, como en otros países de esta zona, llueve más de lo que uno piensa. En algunas zonas llueve más que en España, pero existen dos problemas: el primero es que durante 7 meses no cae una sola gota y, además, el calor es horrible; el segundo es que el terreno es malo y a cualquier planta le cuesta crecer. Consecuencia: hay muy poca vegetación. Las pobres vacas tienen tan poca comida y tan poco pasto que están muy flacas y con joroba y sólo dan 2-3 litros de leche al día, cuando las nuestras dan 40-50. Las cabras resultan simpáticas pues son blancas con pintas negras.

Dentro del recorrido por el país pasé por una especie de pequeño parque natural al que dediqué muy poco tiempo; en cualquier caso vi algunos animales. No he visto un solo mosquito en este viaje.

La etnia más extendida es la de los Hausa y después viene la de los Fulbé; ambas pasan un poco desapercibidas. Los más llamativos son siempre los Tuaregs, los Peuls y los Bororo así como los Velas, que se dedican a los oficios, (herrero, zapatero, sastre, etc.) y visten siempre de negro asemejándose a los Tuaregs. Otro grupo muy llamativo es el de las Mujeres de Negro (que viven solas) y que han sido esclavas de los Tuaregs hasta 1973 fecha en la que las leyes las liberaron. Viven juntas, como viudas negras, y resulta muy triste verlas.

En cuanto a la capital, Niamey, es una ciudad modesta pero limpia y bien asfaltada, lo que no ocurre, habitualmente, en África. Tiene un mercado central, parecido al de Bamako y una mezquita vistosa sin mucho valor. Lo mejor: el puente sobre el río Níger, regalo de Kennedy.

Hasta otra ocasión.