Yemen(el) 96
Abril de 1996
La entrada al Yemen por el aeropuerto de SANÁ resulta tétrica y cutre, como corresponde a un país aislado y con una renta per cápita de quinientos dólares. Se observa pobreza pero con hospitalidad y orgullo al mismo tiempo. Las mujeres llevan cubierto el cuerpo, la cara y los ojos, con un velo negro que les oculta la belleza que pudieran tener. Ellos, un poco chulitos, llevan una enorme daga en la cintura, llamada jambia, o un fusil ametrallador ruso o una pistola, etc. A todos les gusta que les fotografíes y saludes.
Saná tiene unos barrios antiguos en los que se pueden encontrar edificios, fachadas, mercados, calles, etc. que hacen del conjunto algo tan original que en la antigüedad fue llamado también la "Arabia Feliz" o el reino de Saba.
La totalidad de la población masculina, y una muy pequeña parte de la femenina, mastican el qat que son las hojas frescas de un arbusto con unas propiedades alucinógenas. Tal es el hábito que tienen de consumir esta "hierba" que su producción, manipulación y venta constituye el 30% del producto interior bruto. Resulta un poco asqueroso verles con su carrillo izquierdo hinchado, como si tocaran la trompeta, lleno de qat y bebiendo agua y masticando hasta que las hojas verdes se convierten en una masa, parecida a un puré de espinacas, que finalmente escupen. Les coloca un poco y les ayuda a digerir la carne de cordero que constituye la base de su alimentación.
En la capital visité el Museo Nacional, el antiguo barrio judío, el barrio viejo y la muralla que rodea la ciudad. Dormí un par de noches en un hotelito que estaba muy limpio, considerando que se trata de un país de bajo nivel de vida. En todo el estado no hay un solo bar debido a la prohibición de beber alcohol. Por tanto cuando llega la noche, a eso de las siete, te vas al hotel y cenas rápidamente pues a las ocho de la noche se va la luz y te tienes que arreglar con una vela hasta el día siguiente. Ducharse resulta aparatoso, pero aún lo es más tener que afeitarse.
Aquí no hay robos. Me imagino que es porque al que pillan le cortan la mano. También hay costumbres ancestrales o medievales: resulta imposible ver la cara de las mujeres por la calle, las poquísimas que salen, pues les está casi vedado. Hay que decir que la mayor parte de los hombres se casan sin ver la cara de su novia. ¡Increíble!, ¿verdad? Los estudiantes no pueden tener novia: les esta prohibido por no tener trabajo. Al resultar tan difícil la relación hombre-mujer se da más fuerza a la amistad hombre-hombre lo que en cierto modo es una sustitución de la amistad o relación con la mujer; de ahí que los hombres vayan de la mano por la calle y se besen con frecuencia.
Pueden besarse en la mejilla, con la nariz o besarse la mano. Parece como si el famoso "temperamento" árabe estuviera basado en la abstinencia. Otra cosa medieval es el hecho de que todo el mundo pertenezca a un grupo, tribu o etnia. Cada uno lleva el arma o indumentaria del grupo al que pertenece.
Yemen que, en teoría, es un sólo país, tiene dos monedas oficiales: la del Norte (Rial) y la del Sur (Dinar). Realmente lo que ocurre es la coexistencia de diversas nacionalidades o tribus distintas, sin el sentimiento de nación única.
He tomado mucho pescado del Mar Rojo; lo hacen muy rico a la plancha. En general, la comida sabe bien y es aceptablemente limpia. El pan consiste en tortas vacías por dentro, típicas de los países árabes. Los platos más usuales son: el salta que es un estofado de verduras con cordero, el pincho de cordero sazonado con especias picantes y los pescados de grandes dimensiones a la plancha. La papaya, rara en un país árabe, es muy buena y muy barata. Igual ocurre con las bananas, los dátiles y los mangos. Sin olvidar las sardinitas secas tomadas con una especie de pisto de verdura.
Del idioma yemení, árabe con ciertas peculiaridades, he manejado algunas palabras como “IAL-LA, IAL-LA = vamos, vamos; SAJEN = caliente; FUNDOK = hotel; BUCRA = mañana; HABIBI = cariño, amigo; MAREABA = hola.”
Desde la capital inicié un recorrido por el país visitando los pueblos de BARAQISH y MARIB. En un punto determinado los beduinos armados (van así desde los trece años) me dieron el alto y me impidieron seguir adelante. En esta zona, antiguo reino de Saba, había una presa del siglo VI a. de C. que daba agua a toda la comarca. De ahí que esta parte del país se llamara Arabia Feliz por su fertilidad y nivel de vida.
Al día siguiente continué hacia el Sur en un Toyota 4x4 visitando IBB y JIBLA para después pasar la noche en un hotelito de TAIZ donde me vi sorprendido por unas inundaciones.
El país es extremadamente montañoso y diría que más que España. Crucé numerosos puertos de montaña de 2.800 metros de altura al igual que muchos controles policiales, establecidos para protegerse de algunas tribus armadas peligrosas.
Descubrí preciosos valles muy fértiles, ahora secos por no ser la época de lluvias pero que a partir de mayo se ponen verdes como un vergel. Las laderas de las montañas están construidas a base de terrazas que son labradas indistintamente con: burro, camello o cebú. Las plantaciones de qat, que abundan por todas partes, poco a poco han ido ocupando el espacio agrícola que antes estaba destinado al café. En los campos del Sur se ven algunas mujeres de raza negroide, abisinias, que inmigraron a este país hace años y que, por cierto, no se cubren el rostro. Sus ropas no son negras sino de mucho colorido. También cerca de ADÉN se ve una cierta influencia hindú, pakistaní y turca.
Las mujeres de Yemen del Sur, acostumbradas a la libertad que el régimen marxista-leninista les procuraba sufren, ahora, tras la unificación del país, el sometimiento al sistema actual prácticamente islámico en el que la mujer no pinta nada de nada. Tanto es así, que si el marido mata a la mujer infiel y a su amante, en "defensa de su honor", no tiene que ir a la cárcel. Las mujeres no pueden trabajar en ningún sitio en donde puedan ser vistas por los demás, tales como: restaurantes, hoteles, oficinas públicas, etc.; por lo que la casa es el único sitio donde pueden trabajar. Me recuerda el caso de otro país islámico: Maldivas, donde los hombres hacen las camas en el hotel.
Otros detalles de las zonas rústicas y antiguas son las casas de adobe del barrio viejo de Saná o las casas de las tribus. También resaltan las costumbres medievales tan diferentes de una comarca a otra: la diversidad en la indumentaria de las tribus, el que se corte la mano al ladrón, etc. Dado que se levantan y acuestan con el Sol sus casas tienen ventanales fijos sin cortinas que en muchos casos consisten en una celosía de yeso rellenada con cristalitos de colores y que hace que las estancias tomen un colorido agradable.
La gente maneja fajos y fajos de billetes debido a que cantidades como 1, 5, 10, 20, 50, 100, etc. riales (equivalentes a una peseta) son de papel en lugar de monedas, como ocurre en el resto del mundo.
La vida es tan barata que se come aceptablemente por 300 Ptas. (1,80€). Se consume mucho pollo, arroz y cordero, todo ello acompañado con tortas de pan árabe. También mucho pescado pues hay mucha abundancia y resulta económico. Por otra parte la gasolina cuesta 12 Ptas. /litro (0,07€), más o menos lo que cuesta en Venezuela. Por supuesto más económica que el agua.
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Yemen ni puede llegar a ser una democracia (debido a la influencia religiosa, las diferentes tribus que lo componen, el Norte y el Sur, etc.) ni tampoco una república islámica pues no son tan extremadamente religiosos, aun cuando, se trata de una mayoría Chiíta moderada pero que está bajo el poder de una minoría Sunita. Parece que se contentan con ser una especie de estado medieval pues al haber tantas tribus diferentes no parece existir el concepto de nación entre ellos. Por ejemplo mi chofer lleva pistola y daga y continuamente tenemos que hablar y discutir con gente que lleva metralleta ligera rusa. Tiré una ráfaga con una de ellas. Como después de comer ya empiezan a tomar el qat esto quiere decir que ya están colocados para la última hora de la tarde con lo que los tiros pueden surgir en cualquier momento. La ventaja de tomarlo es que al estar todos "colocados" no deben tener “problemas de paro.”
La excesiva altura de las montañas y poblados que he recorrido me ha ocasionado, en ocasiones, una pequeña taquicardia cuando trataba de subir escaleras o hacer cualquier otro ejercicio físico. La zona de la costa del Mar Rojo no es muy atractiva. Es muy desértica y llena de dunas. Las playas no son nada bellas. Este es, por ejemplo, el caso de la zona de HODEIDAH. Lo que sí hay es una gran abundancia de pescado de grandes dimensiones y que comparando su tamaño con el del Mediterráneo yo diría que el peso medio por captura es, fácilmente, ocho o diez veces superior. Hay muchos tiburones, barracudas y, en general, grandes peces. El calor es sofocante en este mes de abril, lo que supone que será insufrible en agosto.
Tampoco la zona de TAIZ vale gran cosa y lo mismo ocurre con las mezquitas que tampoco tienen valor alguno. La mayor parte de la belleza del país radica, principalmente, en el barrio viejo de SANÁ, cuyos edificios antiguos son fantásticos, las montañas llenas de pueblecitos situados en la cúspide de las mismas para evitar las incursiones de los turcos y las laderas formadas por terrazas labradas cuidadosamente. También sonaría raro, en esta península arábiga, hablar de valles verdes y de los ríos que discurren por los mismos; pero lo cierto es que aquí hay una larga temporada de lluvias que hacen que ambas cosas sean posibles. Ejemplo de esto se encuentra en la zona de MAHWEET y el valle del río SURDUQ, que recorrí a lo largo de sus 50 Km. En estos valles hay grandes plantaciones de maíz, frutales (mango, banana, etc.), algodón y caña de azúcar.
Del Yemen hay que lamentar que todo el mundo se drogue con el maldito qat y que haya un 60% de analfabetismo, al igual que el abandono y suciedad que se observan en ciudades y pueblos.
He visitado maravillosos pueblecitos montañosos en la zona de MANAKHA y BAYT al igual que AL TAWILA, KAWKABAN, SHIBAM y THULA. Todos ellos sobre la mismísima cumbre a unos 3.000 metros de altura y rodeados por preciosas laderas con terrazas labradas. En todas las edificaciones de los pueblos la planta baja se destina a guardar los animales y la primera a guardar el grano; ambas carecen de ventanas y de esta forma eran más inaccesible para los invasores turcos. Su vivienda está situada en la segunda y tercera planta. Las casas están construidas con pequeños sillares de piedra sin mortero y todas ellas tienen, más o menos, la misma arquitectura, aunque las decoraciones por medio de arcos, círculos, voladizos, etc. sean diferentes. Aun cuando las carreteras son bastante buenas la conducción resulta muy peligrosa debido a la alocada conducta anárquica de los conductores. Conducen sin carné y desde los 13 ó 14 años. A la policía, cuando te para, hay que darles “una propinilla” y te dejan seguir.
En la actualidad, la población total del país se acerca a los 16 millones de habitantes, de los que trece corresponden a la zona Norte y tres a la zona Sur. La producción de petróleo no es muy importante pues, aunque es más que suficiente para sus necesidades, yo diría que su producción anual apenas cubriría el consumo de España durante 3 meses. HASTA OTRA.