Mauricio - Reunión 90

Agosto de 1990

ISLA MAURICIO

Salvo algunos rincones de las Zona NE y SW, en donde el clima es más agradable, la vegetación tropical crece abundantemente y donde hay bonitos hoteles con campo de golf, playa propia, etc., el ­resto de la isla no tiene gran valor pues la vegetación predominante es la caña de azúcar. No hay un solo árbol y los pueblos y aldeas son: feos, sucios y malolientes.

La gente es muy hospitalaria y se sienten orgullosos de ser amigos de los turistas. Visten muy limpios, lo que no encaja en absoluto con sus autobuses, en los que he recorrido parte de la isla, que están llenos de grasa y mierda por todas partes.

Se habla un francés criollo, que no hay dios que lo entienda, y tam­bién algunas lenguas hindúes, ya que más del 50% de la población vino de la India a mediados del XIX. El nivel de vida es bajísimo, aunque parece que la gente tiene para comer.

En cuanto al clima, tan pronto cae un chaparrón como a continuación aparece un sol radiante. El mar toma tonalidades azul turquesa, las playas son de arena blanca fina y abundan las palmeras cocoteras por las zonas tropicales.

Hay muchas fábricas de maquetería de barcos en las que se construyen verdaderas maravillas. Me autorregalé, por mi cumpleaños, una preciosa maqueta de barco alemán:"El Preusen”. La vainilla que tienen es muy buena, al igual que la papaya y la piña tropical (que la pelan haciendo preciosas figuras decorativas). Se conduce por la izquierda y las carreteras son muy malas. Abunda el turista francés y alemán y apenas se ven españoles. La moneda oficial es la rupia que vale unas 7 ptas.

Está situada en los 20º de Latitud Sur. Es un estado independiente y tiene unas dimensiones ligeramente inferiores a Mallorca. La ­población es de 1,5 millones de habitantes y la capital y puerto más im­portante es Puerto Louis (que no tiene ningún interés). Hay criollos descendientes de franceses y de negros africanos, mauricianos blancos y algún que otro chino. En cuanto a las riquezas del país tienen: turismo, caña de azúcar (cuya superficie cubre el 85% de la zona cultivable), palma de coco, vaini­lla y tabaco.

Fue descubierta por el portugués Mascarenhas en 1.505 y en 1.598 la conquistaron los neerlandeses dándole el nombre de Mauricio. En 1.700 la tomaron los franceses y le dieron el nombre de ile de France.

En 1.800 pasó a ser inglesa y volvió al nombre de Mauricio. En 1968 esta colonia inglesa logró su independencia, pero se mantiene en la Commonwealth.

ISLA REUNIÓN

Más que una isla parece una montaña en medio del mar. Las carreteras son tan montañosas y pronunciadas que en lugar de llevar el coche hay que llevar el equipo de alpinismo. Mi estancia fue corta e improductiva, pues la lluvia no cesó de caer desde la llegada al aeropuerto hasta la salida por el mismo hacia Isla Mauricio, tras largas horas de espera. Los franceses que habitan en La Reunión, (isla que supone tierra tan francesa como París), son más amables que los que ocupan la Francia continental, aunque no tremendamente hospitalarios con el turista, pues no parece importarles mucho el turismo.

La comida es, sin lugar a dudas, la mejor de toda esta parte del Indico (buen pan, buena mantequilla y carnes) y la limpieza de hoteles y restaurantes es muy aceptable.

Como ahora el franco no está muy caro casi todo resulta más económico que en casa. El nivel de vida es mas alto que en las demás islas de los alrededores. La Reunión es una isla más bien sosa que, aun estando en el trópico, no tiene vegetación tropical ni árboles. Produce caña de azúcar y vainilla. Por todo ello los habitantes de aquí pasan sus vacaciones en Isla Mauricio.

La superficie de La Reunión (antiguo lugar de deportación) es un 20% inferior a Mallorca y tiene una población de unos 600.000 habitantes de la que un 75% es de origen africano y el resto blancos europeos.

Como anécdotas recuerdo los problemas de mi compañera Margaret con la Policía del aeropuerto y la puerta de una avioneta destartalada que yo sujetaba para que no se abriera en pleno vuelo.