Croacia 77

YUGOSLAVIA (SERBIA Y CROACIA), 1977

El sistema socialista-comunista implantado por Tito tras el final de la segunda guerra mundial ha hecho que el país mejorará considerablemente. Ahora, en el momento de mi visita, todos tienen trabajo, no hay paro, y pueden vivir aceptablemente. Su nivel de vida es notablemente superior a los demás países comunistas del mundo. Yugoslavia, que quiere decir “unión de los eslavos” no es otra cosa, en este momento, que la unión de 8 pequeñas repúblicas bajo una única dictadura socialista evitando así el constante enfrentamiento entre ellas debido a tener en su población diferentes etnias, diferentes religiones, diferentes tradiciones, etc.

El matiz más importante del comunismo yugoslavo es el de haber conseguido que la gente viva y se divierta al estilo occidental-capitalista. Es decir: no tienen que vestir la horrible ropa que los gobiernos comunistas como en Rusia, no, los yugoslavos compran la que quieren. Además, pueden elegir su bebida, su comida, etc. como cualquier país occidental. Se les ve muy contentos con su sistema socialista, con su gobierno, con su sistema de autogestión. Nada de esto ocurre en Rusia ni en los demás países del bloque comunista. Dentro de la típica sumisión, propia de una dictadura, el yugoslavo está feliz, lo que jamás se atrevería a decir un comunista honesto de los mencionados países.

El 95% de la población activa trabaja en una empresa del estado. Solamente barberos, confiteros, limpiabotas y algún pequeño bar en la costa turística del Adriático, trabajan por su cuenta. El Estado es propietario del suelo y de todo cuanto esté construido sobre él, incluidos los locales de los casos antes citados. Las empresas están incluidas en los grandes grupos como: O.U.R, PIVO, IDEX, etc.

La autogestión funciona muy bien, pero no decide nada más que las mejoras relativas al personal y a sus medios. No actúa como propietaria de la empresa que es, naturalmente, el estado. Solamente hay dos partidos a cuáles votar y, ambos, son comunistas. No existe ninguna tendencia hacia la derecha, ni tampoco está autorizada. Por supuesto hay quejas por parte de los intelectuales y también la gente se queja de la falta de universidades en algunos estados-repúblicas de Yugoslavia.

El turismo está siendo una buena ayuda económica para compensar la balanza de pagos pues es mucho más lo que el país importa que lo que exporta. Visitar la ciudad de Belgrado ha sido un placer; pasé unos días agradables contactando con gente joven que quería saber cosas del resto de Europa. Las terrazas se encontraban repletas de gente. El paseo por las márgenes del Danubio es una de las cosas más placenteras que uno puede hacer en Belgrado.

Pasé después a Croacia, visitando Zagreb. Esta capital, al igual que Belgrado, dispone de amplios parques y arboledas. En el centro de ambas se encuentran barrios formados por construcciones antiguas muy bien conservadas. Lamentablemente, en las afueras, donde está la industria, se han construido unos feísimos y enormes bloques de apartamentos para los trabajadores, sin haber pensado mucho en su arquitectura.

Seguí recorriendo Croacia hasta bajar a la costa del Adriático, con millones de pequeñas islas, y comprobar que está muy poco poblada y que ofrece un aspecto limpio y natural. Por supuesto, pasé unos días en Dubrovnik, ciudad medieval maravillosa con enorme interés turístico, rodeada por una delicada muralla que la protegía del ataque de los turcos. Después visité Split que es otra ciudad muy interesante por sus ruinas romanas del palacio de Diocleciano.