Andalucía Oriental 94

En un principio no era mi intención incluir en “sabinoelviajero.com” los pequeños viajes hechos por España y por los países europeos más conocidos, dado que estos están a la altura de cualquier viajero. Me decidió, el hecho de pensar que alguna fotografía pudiera ser un documento de interés para algún seguidor de la web.

Año 1994

Vuelo a Madrid. Desde el aeropuerto conduzco directamente a Almagro (Ciudad Real) tras una obligada y encantadora visita a Aranjuez.

Almagro, con su preciosa Plaza Mayor, su Corral de Comedias, su cuidado Parador Nacional, sus blancas calles, etc. resulta una visita muy agradable. De aquí parto para Úbeda y Baeza (Jaén), pueblos con conjuntos histórico-artísticos de cierto interés. El Parador Nacional de Úbeda es un verdadero encanto de arquitectura y decoración interior.

Continuo en dirección a la Sierra de Cazorla pasando por el pueblo que le da su nombre y subo al Parador Nacional (de escaso interés) recorriendo la carretera del Tranco. La gracia de la provincia de Jaén está en el encanto de sus tierras ocres cruzadas por un damero de millones de hileras de olivos y como trasfondo el perfil de las montañas, que en ocasiones toman un color malva, que contrasta con el extenso llano.

Dejo Jaén vía Jódar y desciendo a Guadix que visito detenidamente. Me encanta el barrio troglodita de Santiago con las casas empotradas totalmente en la montaña. De Guadix me dirijo a la siempre bella Granada(es mi tercera visita) donde visito el recinto histórico-artístico que sigo considerando una auténtica maravilla. El Parador Nacional, incorporado al recinto, está muy bien conseguido: buena vista, un patio interior precioso y comida del país. Desde el parador se ven muy bien las Cuevas del Sacromonte.

Sigo hacia Sierra Nevada visitando los pueblos de la Alpujarra. Paisaje y pueblos, en general, me decepcionaron muchísimo. Encontré la provincia de Granada un poco abandonada y sucia. Me gustó más Jaén incluida la gente que parece más honesta. En la Alpujarra dormí en un hotelito muy tranquilo casi al pie del Mulhacén y el Veleta (3.400 m). Encontré agradables los pueblos de Bubión y Capileira.

De esta Sierra descendí a Motril y pasé por la blanquísima Salobreña (donde se cosecha la caña de azúcar), Almuñécar y Nerja visitando en ésta última las preciosas cuevas. Después, y evitando la horrible ciudad de Málaga, seguí hacia la blanca Antequera cuyo Parador, sin ser nada especial, resulta cómodo y funcional. En él comí la típica porra antequerana que se come con tenedor. Antequera es un pueblo compuesto por blancas calles cuyas casas tienen, frecuentemente, bonitas rejas y balcones de hierro forjado. Recuerdo haber estado aquí hace veinte años, justamente un Jueves Santo, presenciando una de sus tradicionales procesiones.

Dejé Antequera y, atravesando Campillos y el también blanco pueblo de Olvera, llegué a Arcos de la Frontera (Cádiz) hospedándome, al igual que hace veinte años, en su Parador Nacional. Presencié una preciosa puesta del Sol, recorrí detenidamente el pueblo con sus estrechas calles y sus blancas casas y, finalmente, di un salto a Jerez (Cádiz) para comprobar que sigue sin valer nada, salvo el Museo de los Relojes (antes de Rumasa) al que la Guía Michelín da dos estrellas. Regresé a Arcos de la Frontera para comenzar desde allí "La Ruta de los Pueblos Blancos" que es un recorrido maravilloso por sierras llenas de bosques de alcornoques y pueblecitos blanquísimos y encantadores. Finalmente llegué al también pueblo blanco de Ronda (Málaga), pasando por la accidentada Sierra de Grazalema.

Ronda donde estuve anteriormente hace bastantes años ha crecido enormemente. Pasé la noche en su Parador Nacional, tan nuevo que todavía no se había inaugurado oficialmente; tiene un estilo muy funcional aun cuando resulta bastante confortable. La ciudad, situada a orillas del Río Guadalevín sobre una especie de Gran Cañón de 170 m de profundidad llamado "Tajo", que forma el río a su paso, tiene preciosas calles de casas blancas con bonitos balcones y rejas y la plaza de toros más antigua de España y más bonita que he visto jamás. Es toda de piedra con preciosos arcos y en ella se celebran anualmente corridas goyescas.

De Ronda, por la Sierra de Yeguas y otras seis más, pues todo son sierras, llegué a Estepa, después fui a Puente Genil, Aguilar y finalmente a Córdoba. El Parador Nacional vale muy poco y está lejos del Centro. Me hospedé en un hotelito familiar monísimo, en la Judería. Recorrer el barrio monumental de la ciudad es un placer casi comparable al de recorrer Jerusalén. Confluyen, continuamente, las culturas árabes, judías y católicas. Una vez más, como en visitas anteriores, me resultó desagradable ver la prepotencia de la Iglesia Católica al demoler parte de la famosa Mezquita para construir en el medio su Catedral. Me gustó muchísimo el Museo Arqueológico.

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De Córdoba me fui a Jaén capital, en la que lo más bonito es el Parador Nacional todo en piedra. La ciudad en sí, no vale nada. Fue muy agradable volver a recorrer los campos de olivos... esos olivos tan preciosos, tan bien cuidados... que tanta personalidad dan al paisaje de esta provincia. Pasé cerca y vi, a lo lejos, el pueblo de mi amigo Manolo: Lopera.

GENERALIDADES

Algo interesante descubrí en este viaje a Andalucía que se me había escapado en otros precedentes: Las sierras. Son miles y miles. Nunca había caído en la cuenta ni tampoco me había molestado en recorrerlas. Tienen pinos, chopos, alcornoques, olivos, encinas, etc. y altas montañas, en ocasiones peladas debido a las nieves del invierno. Hay una gran belleza en el color malva que toman las montañas cuando el Sol empieza a caer, que contrasta agradablemente con los ocres amarillos del campo en esta época estival.

Andalucía sigue representando a la España de los 50. Son amables y muy hospitalarios, acercándose a ti para ayudarte u orientarte en todo momento. Mantienen sus tradiciones (las tradiciones españolas de entonces) como ninguna otra región. Su comida es pobre y sin mucha exquisitez. Por supuesto no abunda el solomillo pero si el pollo, palomino, caza, etc. El pan es también muy malo. Yo diría que en Andalucía se come mal y no se sabe mucho de comer ni mucho de cocina. He encontrado muy rico el Ajoblanco que es un gazpacho de ajo y almendra molida y leche.