Luxemburgo 96

En un principio no era mi intención incluir en “sabinoelviajero.com” los pequeños viajes hechos por España y por los países europeos más conocidos, dado que estos están a la altura de cualquier viajero. Me decidió, el hecho de pensar que alguna fotografía pudiera ser un documento de interés para algún seguidor de la web.

Julio de 1996

Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo)

Tras una corta estancia en Bruselas, Amberes y Rotterdam por cuestiones de trabajo, pude darme una rapidísima vuelta por alguna que otra pequeña ciudad turística, que no había visitado desde 1976, fecha en la que recorrí detenidamente esta zona. Todo está tan cerca que resulta muy sencillo viajar por aquí. Ha sido un largo fin de semana muy intenso y, cosa rara, maravillosamente soleado y cálido.

Visité la pequeña, pero encantadora, ciudad medieval de Brujas ganada al mar por medio de enormes diques, la cual constituye un emblema para los flamencos belgas que, en su día, derrotaron a los franceses y se hicieron independientes en este condado. Llena de edificaciones antiguas, la ciudad tiene un dulce aspecto medieval. Recuerdo que llovía a mares la última vez que vine. Recorrer sus canales es un agradable placer. Podría ser una de las ciudades más bonitas del mundo en su estilo.

Horas después visitaba Luxemburgo tras conducir a través de los preciosos campos de Las Ardenas, salpicados de vacas, ovejas y algún que otro molino de viento. No había vuelto a visitar este condado desde los años 70 y recuerdo que era invierno y hacía un frío insoportable. La impresión que me causó entonces fue mejor que la que me ha causado ahora: más sucia, menos cuidada y, salvo algún edificio de la banca, la arquitectura actual es muy mala. La ciudad no tiene la clase de entonces. También hay que decir que han pasado 20 años y en este tiempo una ciudad puede cambiar. Sigue la paridad 1 a 1 de su divisa con la divisa belga, y utiliza hasta las mismas monedas.

Entré otra vez en Holanda, pero esta vez desde Luxemburgo y disfruté de ese verde paisaje tan típico en todo el Benelux. Llegué a La Haya y pude comprobar que todo está peor: más abandonado. Ha aumentado la población masculina negra de Surinam que pasea, en ocasiones, preciosas mozas rubias. Enhorabuena. Recorrí el cutre paseo marítimo e hice unas bonitas fotografías de la puesta de sol. El tiempo continúa siendo maravilloso.

Camino de Rotterdam me detuve en un bonito pueblecito lleno de canales, puentes, iglesias y mercadillos ambulantes. Se llama Delf y tiene una cerámica blanca y azul muy famosa. Finalmente llegué a la gigantesca ciudad de Rotterdam que sigue sin tener encanto alguno. Tuve que hacer una visita a unas instalaciones, por cuestiones de trabajo, lo que me obligó a recorrer parte del puerto más grande del mundo.

Cuando acabé seguí hacia Bélgica por la carretera que pasa por los enormes diques de contención que cierran la desembocadura del Rin, maravilloso trabajo de ingeniería. Pasé por los pueblecitos costeros de Veere y Middleburg y pude disfrutar de sus canales y puentecillos en plena ciudad. Por mi trabajo tuve que visitar el, también, enorme puerto de Amberes, posiblemente el segundo de Europa, y recordé mi estancia en esta ciudad allá por el año 67.Me alojé, entonces, en casa de unos judíos que se dedicaban a tallar diamantes. La catedral y la gran plaza son lo único interesante de una ciudad abandonada, vieja y sin clase.

Ya era así hace muchos años.

Me detuve en Bruselas unas horas antes de tomar el avión y la encontré también bastante sucia, vieja y abandonada como, parece ser, es la tónica general por Benelux, la que me resultó preciosa y limpia siempre que la he visitado. Quizás, me pregunto, ¿no será que en España las ciudades han ido mejorando estos años y eso hace que ahora Europa no me esté pareciendo tan perfecta como antes? En cualquier caso la porquería que he visto en este viaje no la habría encontrado en: Alemania, Escandinavia, Suiza, etc.

Los años pasan y las ciudades mejoran o empeoran. Este puede ser el caso.