Marruecos 12

Mayo de 2012

Había estado en Marruecos en los años 76, 82 y 92 y, ahora, pasados 20 años regreso para hacer un recorrido general y observar el cambio producido. Siguen con su monarquía constitucional un tanto sui géneris. Compruebo que los marroquíes incluyen en la superficie oficial del país y en la cifra de su población los correspondientes al Sáhara Occidental que hacen suyo. Superficie similar a la de España y población 30 millones. Diez de sus dirhams equivalen a un euro. Hablan árabe, bereber y francés y en cuanto a etnias son 2/3 árabes y 1/3 bereber. Son todos sunitas. El PIB por habitante es solo de 3.300 dólares mientras que el de España, como referencia, era de 30 mil antes de la crisis… En cualquier caso, he encontrado el país muy ordenado, con calles y lugares públicos muy limpios (más que los de España) y una población industriosa, muy joven y luchadora. No obstante el paro llega al 12%.

Veo que el país mantiene sus tradiciones, su sabor, su cultura, etc. que disfruté en otros viajes. Ahí entran los judíos, parte de su historia, siempre respetados, que no se han querido ir a Israel. Visito Marrakech y compruebo que una compañía de autobuses asturiana llamada ALSA hace los servicios urbanos. La encuentro más moderna, con sus 800 mil habitantes, limpia y ordenada; antes había miles de pobres pidiendo. Me acerco a la mezquita-giralda Koutoubia, visito el Palacio Bahía, la popular plaza Djemaa el-Fna, Tumbas Saadies, zoco cubierto, Jardín Majorelle, etc. Hay un gran peligro en Marrakech: cientos de miles de motos, que transportan entre 1 y 4 personas, están siempre dispuestas a atropellarte. La ciudad tiene fuera del centro amurallado una amplia y cuidada zona diseñada por arquitectos franceses, que resulta muy interesante: Avenidas de Mohammed V y VI. Museos y monumentos relevantes no deben buscarse en Marrakech, no hay ninguno. Pero si tiene buenos, amplios y tradicionales hoteles. Ocupé una habitación que tenía más de 100 metros cuadrados.

Por autovía hacia Casablanca: campos de labor, llanuras inmensas, cultivos intensivos. Es la ciudad más industrial del país. No tiene un gran interés turístico pero si es una aglomeración urbana de 3,9 millones llena de grandes polígonos industriales. Visito el delicado palacio del antiguo gobernador o pacha, el exterior del palacio real que ocupa Mohammed VI y la maravillosa mezquita de Hassan II. Ésta, con 20 mil metros cuadrados y techo móvil, es una bella y delicada obra de arte. Después continúo a la capital del país, Rabat, entrando por la kasbah, con callejuelas formadas por casas típicas en color añil y, a continuación, sigo por el Mausoleo de Mohammed V (1961) y el Palacio y su recinto de Mohammed IV y Hassan II. En dirección a Meknes atravesé enormes bosques de alcornoques, extensas plantaciones de olivos e inmensos campos de trigo. Esta ciudad no tiene valor alguno y no merece la pena visitarla. Pasé de largo.

Llegué a Fez, capital religiosa del país, con una enorme medina (la antigua ciudad amurallada), su kasbah (recinto, también amurallado, dentro de la medina) y su zoco (mercado). Tiene un millón de habitantes. Llama la atención, por su asqueroso olor, el curtido de pieles para el que utilizan estiércol de paloma. Resulta un olor pestilente, imposible de soportar. Visité, también, una delicada madraza (escuela coránica). Desde aquí hice 500 km por el Medio Atlas en dirección a Marrakech. Fue un placer ver las montañas con laderas verdes, pueblos bereberes, ríos, muchos frutales, encinas, cebada, manzanos, cerezos, melocotoneros, perales, lavanda, amapolas, cedros, chopos, abedules, robles, cigüeñas, ovejas, vacas, burros, etc. etc. El arbolado tiene cierto parecido a nuestro bosque templado y, todo ello, por encima de 1.500 metros de altura. Pueblos de montaña típicos como Kenitra, Sidi Addi, Beni Mellal. Así es el medio Atlas comprendido entre Fes y Beni Mellal (a mitad de camino entre Fes y Marraquech). El Alto Atlas de unos 400 km comprende el área de Marrakech; el Bajo Atlas está entre Marrakech y Agadir.

La esperanza de vida de la mujer llega a los 74 años mientras que la del hombre se queda en 70. El país tiene una agricultura muy desarrollada, una pesca bien organizada, ensambla vehículos, tiene cemento, plomo, industria textil, y exporta muchos productos agrícolas como el aceite de oliva. El mejor socio, el más comprador, el más amigo es USA. Les ayuda en todo, incluso en el vergonzoso problema saharaui…qué mal lo ha hecho España, cuánto daño hemos causado y a cambio de nada.

El francés es el turista número uno del país, el español el segundo. Por cierto el español viaja en agosto a Marruecos, lo que a nadie se le ocurre hacer, cuando la temperatura ronda los 50 grados. El español se iría en Agosto a la Antártica y, de hecho, se va a muchos países en ese mes en los que hay monzones o lluvias tropicales o huracanes, como ocurre cuando se va al Caribe, en fin, no entiendo nada. Creo que ni mira el clima del país que piensa visitar en su inamovible agosto.

El marroquí siente más simpatía por los franceses; los colonizaron mejor que nosotros. Se apoyan en Francia, hablan francés, están orgullosos de haber sido colonia francesa y se dejan aconsejar por los gobiernos franceses. El francés, hay que decirlo, menciona a Marruecos desde un ángulo más agradable y positivo que lo hace el español.

Hice amistad con un par de simpáticos viajeros españoles, los Pérez, que decían ser de Roma, aclarando después: de Roma…nones, conocido pueblo de Guadalajara.