Tayikistán 01

Abril de 2001

La guerra en Tayikistán me había impedido, hasta ahora, contemplar la posibilidad de visitarlo. En estos momentos ésta continúa, pero pude entrar por el lado del país que está adosado a Uzbekistán, donde los tiros suenan lejanos.

Tendré que volar a este país cuando la guerra se haya acabado. En este momento mantienen conflictos entre ellos mismos y con Afganistán. Así pasaran unos años, quizás 20 ó 30.

La parte que pude ver no me permitió recorrer los cincomiles de las montañas del Pamir, pero si estuve por los dosmiles. Otra vez será. Tampoco se trata de jugarse la vida yendo a las zonas de conflicto. Actualmente las montañas están nevadas. Me mantuve por la zona de Penjikent visitando el valle y el amplio río. Éste llevaba poco caudal dado que hasta junio no comienza el deshielo de los glaciares.

Los parajes son de una gran belleza. Las montañas del Pamir están por todas partes, mires por donde mires. Se trata de un país pequeño: ¼ de la extensión de España y poblado por 6 millones de habitantes. Es tan montañoso o más que Suiza. Hasta el año 1991 estuvieron bajo el control ruso. Ahora, que son independientes, las cosas les van peor. Han tomado como moneda el rublo, para seguir la tradición. Es un país todavía fiel a Rusia y, de hecho, hay ejércitos rusos metidos allí tratando de defenderlos de Afganistán. En este momento existe un fuerte movimiento fundamentalista llamado MUO (Movimiento unificado de la oposición Islámica) que está emparentado con los fundamentalistas afganos.

Al igual que los demás países de Asia Central existe una población, normalmente del orden de un 6 %, de origen ruso y que se estableció por aquí en la época del Imperio del mismo nombre. También se ve algún alemán que emigró de la antigua Rep. Dem. Alemana.

La inflación se acerca al 80% anual. Los musulmanes sunitas, que son la aplastante mayoría, están empezando a ser mas fundamentalistas. La tuberculosis representa cotas muy altas debido a la mala e insuficiente alimentación. Hay poco analfabetismo.

Recorrí detenidamente las excavaciones de PANJAKENT en PENJIKENT que responden a una población anterior a la llegada de los árabes allá por los siglos V a VII a.C. Debido a que las construcciones son de arcilla todas ellas se han ido erosionando y actualmente lo que queda está muy desfigurado. El museo, en el que se guardan los hallazgos de dichas excavaciones, es más interesante. Todo ello me ha recordado MARGUS en Turkmenistán, interesantes excavaciones y restos a unos 100 km. por el desierto. Este recorrido lo hice, hace unos años, con mi hijo.

Su pobre economía consiste en una humilde agricultura ya que hay pocos valles y muchas montañas. Tienen carbón, petróleo, gas natural y centrales hidroeléctricas.

Los tayikos son muy humildes. Al chofer y al guía que tuve, que me cuidaron como si fuera un jefe del Estado, les di 10 dólares a cada uno y estaban tan contentos como si les hubiera tocado la lotería. El coche, una pieza de museo destartalada, aguantó como una fiera. Hacía calor durante mi estancia y encima la calefacción del coche no se podía cerrar. ¡Horrible!

Para poder llegar a este país tuve que volar a Tashkent, capital de Uzbekistán, y después hacerme, en un coche de alquiler, 310 km. hasta la frontera con Tayikistán. Pasé por mi adorada Samarcanda al ir y volver para recorrerla, una vez más, y disfrutarla.

Por supuesto saludé a algunas personas conocidas en mis visitas anteriores, al igual que a la familia armenia que tiene un pequeño restaurante al que voy a comer siempre. Me quieren mucho.

En este momento Uzbekistán está pasando por una grave crisis: inflación altísima, paro, corrupción a raudales, falta de actividad industrial, etc. Encontré a los amigos y a la gente, en general, muy pesimista con la evolución del país.

Ahora Uzbekistán tiene 25 millones de habitantes y su capital Tashkent rebasa los 2 millones. Un dólar vale ahora 900 som y su renta per cápita está en los 1.000 US$, mientras que Tayikistán sólo llega a 350 US$. Los campos de algodón siguen siendo el paisaje típico uzbeco, así como los árboles frutales.

Volveré a Tayikistán cuando la guerra cese o, al menos, esté concentrada en una determinada zona. Hasta otra.