Guadalupe 10
Abril de 2010
No había regresado a este país desde el año 1995, que lo visité por primera vez.
Se trata de un archipiélago formado por 6 islas de las que solo tienen importancia la de Basse Terre, la más grande y montañosa de ellas, con un volcán activo de 1.500 m, la de Grande Terre, donde se encuentra la capital del país, Point a Pitre, y que está más desarrollada industrialmente y la de María Galante, pequeña y con poca población. Las otras 3, apenas habitadas, carecen de relevancia.
El tamaño de las 2 primeras se asemeja a Ibiza y Menorca. La población total es de 420 mil habitantes. El desarrollo y nivel de vida de Guadalupe (llamada así por el monasterio de Extremadura que le da su nombre) es muy superior a la mayor parte de las islas-estados del Caribe. Claro que no hay que olvidar que este país es parte de la Francia de Ultramar. Ensamblan vehículos franceses, tienen importantes fábricas de plásticos, de papel, de cartón, etc.
Su nivel de vida es la mitad que el de Francia. La población nativa es de origen negro, mulato y amerindio; también hay indios traídos por los ingleses para trabajar en la caña de azúcar, los cuales, en ocasiones, se mezclaron con la población negra. La capital, Point a Pitre, vale muy poco. He observado que aunque el nivel de vida sea más alto, el abandono y falta de mantenimiento de las edificaciones es similar a otros sitios del Caribe, lo que lleva a pensar que es el comportamiento natural de los nativos, los cuales se diferencian muy poco en este aspecto: casas sin pintar, hierros oxidados, jardines sin arreglar, limpieza escasa, etc.
En ésta, mi segunda visita, me incliné más por recorrer y contemplar la isla con más naturaleza tropical: Basse Terre. Así que visité plantaciones de caña de azúcar, de bananos, cafetales, parques nacionales, cascadas, zonas de densa vegetación tropical, etc. Crucé el puente de la Gabarre, que une las 2 mayores islas para remontar, por zonas de bosque húmedo, la ladera del volcán Soufriere y visitar las cascadas de Carbet que son espectaculares.
Además visité una fábrica de azúcar de caña y seguí su funcionamiento, comprobando que utilizan el vapor de agua producido con los restos secos de la caña.