Dominica 16

Marzo de 2016

Vine por primera vez allá por el mes de mayo de 1995, lo que supone 21 años atrás. Ya entonces me maravilló su densa y floreada vegetación que se extendía por toda la isla y a través de la cual se podía caminar sin peligro alguno ya que no había ni animales salvajes, ni plantas, ni árboles que pudieran causarte daño alguno. Sus bosques tropicales tienen todo tipo de árboles frutales, palmeras, árboles con flores, etc. lo que los hace muy atractivos.

La República de Dominica, de exacto tamaño que la isla de Menorca, está poblada solamente por 80 mil habitantes y su capital Roseau apenas tiene 15 mil. Se han unido a la divisa del dólar del Caribe Oriental, ya que están bajo la Corona Británica y dentro de la Commonwealth. La isla es muy calurosa y húmeda. De su población, el 85% son negros y el resto mestizos; hay un 0,5% aproximado de blancos “infiltrados”…Hablan el francés criollo que les ha quedado tras la larga dominación francesa.

La vida económica gira alrededor de la exportación de sus grandes plátanos, cocos, caña de azúcar y ron. También fabrican algo de tabaco y, como ocurre siempre por aquí, el tema “financiero-fiscal” también llamado “offshore” les ayuda a comer. El paro anda por el 15% y la renta por habitante es de 7 mil dólares.

Muy montañosa, higueras tropicales, árboles del pan, del fuego, almendros tropicales, árboles salchicha, árboles botella, pomelos, bananos, palmeras de todo tipo, mangos… dos enormes y preciosas cascadas o cataratas, gran biodiversidad y auténtico y chorreante bosque húmedo; en fin un paraíso terrenal. Sigue siendo mi isla favorita del Caribe por lo que respecta a su vegetación tropical. Además se ven preciosos pájaros de colores como los diminutos colibríes.

Otro punto de gran interés es la reserva de los caribes que habitaban la isla en los tiempos de Colón; mantienen todos los rasgos puros de aquellos indios y no se han mezclado con otros grupos étnicos.

Volveré.