Santa Lucía 91

Junio de 1991

Esta isla, recorrida en este viaje con más detenimiento, tiene zonas preciosas de costa y montaña con valles frondosos y tropicales. Abundan las plantaciones de plátanos que, en ocasiones, ocupan enormes extensiones. El "rum punch y la piña colada contribuyen, junto con el calipso, a que tanto el día como la noche mantengan el "ritmo" adecuado a unas vacaciones caribeñas. El mar es, en esta época del año, azul y tranquilo, pero no lo es el Atlántico en la parte de barlovento de las islas que se presenta oscuro y con fuerte oleaje.

Mis ojos, que creía eran marrones, se volvieron verdes claros y en ocasiones grises azulados. Los colibríes estaban siempre delante de mi terraza alborotando nerviosamente con tonalidades que iban del verde oscuro al azul y negro. La lectura de dos libros de Vázquez Figueroa (Cienfuegos) resultó muy entretenida y apropiada para una estancia en el Caribe.

Santa Lucía tiene preciosos puertos deportivos escondidos en diminutas entradas, especie de pequeñas calas, que resultan muy protegidas. Hay ­muchas embarcaciones de elevado nivel y se ven muchos americanos e ingleses. La estancia en el Hotel Santa Lucia, con playa propia, resultó una especie de pequeño paraíso.

Una corta estancia en la isla de St. Kitts completó mis vacaciones.

La compañía, de tierras lejanas, añadió el ingrediente y los últimos toques