Ucrania 13

Octubre de 2013

Mi primera visita a Ucrania se produjo por mar, allá por el año 1969. En aquel entonces, solo visité Odesa, su puerto más importante en el Mar Negro. Después, creo que alrededor del año 75 y, concretamente en un mes de abril, aprovechando nuestra Semana Santa, salté de Moscú a Kiev utilizando el expreso nocturno que me suponía pasar toda la noche en el tren. Cuando llegué solo había nieve y frío. En aquel entonces, los viajeros que llegábamos de Moscú pasábamos el día recorriendo las muchas iglesias ortodoxas de la ciudad (con la pintura desconchada), al igual que sus grandes avenidas para, por la noche, tomar nuevamente el tren de regreso.

Después, en el 86, vino el desastre de la Central Nuclear de Chernóbil, situada relativamente cerca de la capital Kiev, y se dejó de viajar a Ucrania. Más tarde, en el 2002, me di un salto aprovechando una larga estancia en Rusia (Viaje en el Transiberiano). Ahora aprovecho para recopilar fotografías, escaneando las mejores, y comentarios, que actualizo, al igual que comparo las distintas épocas y situaciones políticas y económicas del país con aquellas otras naciones que, tras el declive y caída de la URRS, algunas eligieron seguir con las estructuras socialistas. Aquí eligieron seguir por el camino del capitalismo “democrático” y, curiosamente, lo hicieron los mismos perros con distintos collares. En el caso de su vecina Bielorrusia, que continuó con el socialismo, fueron los mismos perros con los mismos collares…

La superficie de Ucrania es un 20% superior a la de España pero sus poblaciones son parecidas. Kiev, atravesada por el enorme y caudaloso río Dniéper, tiene casi 3 millones de habitantes y conserva el sello triunfalista de las capitales de los países que fueron parte de la URSS: amplias avenidas con generosas aceras y enormes plazas…idóneas, todas ellas, para desfiles, mítines y manifestaciones. Por ello, son muchos los pasos de peatones subterráneos en los que, en su interior, no se observa peligro alguno; se utilizan mucho en los países de la antigua URSS. El tiempo atmosférico que he tenido ha sido más bien feo: niebla o bruma temprana, gris y ligeramente oscuro todo el día y, de vez en cuando, llovizna, pero siempre frío.

Un día, el sol presionó para salir…pero no llegó a conseguirlo, así que ni calentó ni produjo sombras. Cuando llegué la última vez no reconocía Kiev pues había cambiado mucho; sí recordaba Santa Sofía, por lo especial que es, el centro y la parte de Khreschatyk y Maidán. El primer día de mi visita, un tipo que caminaba a mi lado hizo como que recogía del suelo una bolsa de plástico que transparentaba un enorme fajo de billetes…quería repartirlos conmigo…le dije: “tío, son todos para ti”. Viejo timo ya muy explotado.

Hay una población rusa, que se quedó tras la caída de la URSS en 1991, que roza el 20%. De este grupo, los hombres, apenas se diferencian del resto de los del actual país, mientras que ellas, las mujeres, con cierta influencia eslava, resaltan más por su estatura, por el hecho de vestir mejor, de tener pelo rubio y ojos azules…Ellos, me refiero a los ucranianos en general, siempre llevan una chupa negra de cuero con jersey también negro de cuello cerrado y pantalones vaqueros o negros.

No llevan camisa y jamás corbata. Desde que yo recuerdo, los hombres de los países satélites de la URSS, siempre han querido imitar a los rusos y parecer tipos rudos, mafiosos o delincuentes. ¡Qué tontos somos los tíos! En la capital, Kiev, se ve mucha gente con aire de pueblo pero, por supuesto, todos con su cazadora negra…da lo mismo que se bajen de un antiguo LADA que de un ASTON MARTIN último modelo. El uniforme es el mismo. Tampoco limpian mucho el calzado, que suele ser botas algo toscas y, además, tienen un aire un tanto aldeano o de soldado, por su forma de vestir y actuar. Su ropa parece usada o gastada, como si la moda consistiera en llevarla así. Uno duda de su buen aseo personal…En general ellos y ellas son altos y fuertes.

Por otra parte son, en su mayoría, ortodoxos y muy creyentes, practicantes y fanáticos; me sorprende ver la frecuencia con la que se persignan y, además, el hecho de hacerlo siempre tres veces seguidas...En el interior de las iglesias he visto cierto fanatismo; casi todos los que entran en ellas compran una vela que encienden al pie del santo preferido, al tiempo que le rezan y parecen pedirle algo. La escritura cirílica hace tremendamente difícil entender un solo letrero: ni siquiera un restaurante o un hotel o un simple bar, nada de nada. Tienen todavía el vicio de los pueblos no desarrollados: colarse en las colas…sobre todo las mujeres, ¡vaya descaro! En los autobuses y Metro todos llevan “la misma marca de desodorante” y el aseo personal parece un pelín flojo.

Todos los taxistas del mundo son unos pillos, pero los de Kiev son más sinvergüenzas que ningún otro; hay que llevar especial cuidado con ellos. Hay tipos que con su coche se van al aeropuerto y tratan de suplantar a los taxistas. También hay taxistas, no autorizados a cargar en el Aeropuerto, que te toman la maleta y te llevan a su coche que está muy alejado de la Terminal y en un parquin privado. En los hombres son comunes los nombres de Víctor o Nikolay. Es difícil ver hombres con corbata, a pesar de verse coches muy caros y limusinas, quizás pertenecientes a la mafia de aquí o la rusa. Su divisa no se cotiza en mercados internacionales así que, ellos mismos, establecen la paridad que quieren y que, ahora, es de 11 rph igual a 1 Euro. Dado que este cambio es muy elevado a su favor, resulta sorprendente que este país, que tiene una renta de 3.000 dólares por habitante, parezca más caro que España que multiplica dicha renta por 10.

La gente ha quedado tan escarmentada del sistema socialista soviético que, a pesar de la gran corrupción, de la pobreza del país y de estar siempre condicionados por Rusia, solo hay 27 parlamentarios comunistas de unos 350 que componen la cámara. Los presidentes elegidos tratan inútilmente de que el país se haga pro-occidental o pro-europeo, pero Rusia presiona y al final acaban remitiendo sus impulsos. He aquí el gran dilema: el suministro de energía y el precio de la misma, están controlados por Rusia…!Qué se puede hacer!

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El metro es enorme y tiene una estación en la que para bajar a los trenes necesitas 8 minutos pues está a una profundidad de 120 m. Tienen el vicio de aparcar los coches sobre las aceras, como hacen en Seúl. Dos veces a la semana realizan una excursión de 8 horas de duración en la que te llevan a Chernóbil. Se hace para visitantes y curiosos; los ucranianos ni quieren ir, ni quieren oír hablar de ello. Yo tampoco fui. Hay un enorme mirador sobre el río Dniéper en el que han construido una serie de esculturas y arcos representativos de la historia del país. Desde él se divisa el río en su enorme amplitud y se ven varios puentes, alguno en construcción, de grandes dimensiones, al igual que un puerto fluvial. Hay tantas iglesias ortodoxas por todas partes que hasta han llegado a construir una en medio de este río.

Comí en algún restaurante sencillo japonés, pues están por todas partes y, he de decir, que aunque occidentalizados, la comida me pareció bastante agradable y sabrosa. En la ciudad no hay ni una sola bicicleta debido a que tiene muchas colinas. El otoño se manifiesta en la ciudad y en los parques: la vegetación toma colores marrones, amarillos y ocres, lo que resulta muy agradable. Las carreteras son buenas y la gente conduce rápido y bien; viajé en sus autobuses y trolebuses. Descendí en autobús hacia el sur del país pero el mal tiempo me hizo desistir y regresar. Me pareció mejor dejarlo para otra ocasión y en verano.

Kiev tiene un nivel alto de vida comparado con el resto del país; en el campo el nivel es bajísimo. Hay que decir que se trata de un ayuntamiento autónomo, algo así como una pequeña comunidad autónoma y que maneja todo el dinero de la clase bien del país, ministerios, parlamento, etc. Por otra parte, la ciudad está muy limpia y ordenada, no se ve un papel en el suelo y su denso tráfico parece bien ordenado. En una mañana, recuerdo, vi cinco porches nuevos, lo que indica que hay una clase media muy alta y después desciende de golpe a una clase media poco pudiente. Algo parecido a lo que ocurre en Rusia. Me sorprendió oír la cadena de KISS FM… todo se globaliza…y también el no haber visto NI UN SOLO PERRO. Parecen gente muy fría con los animales. Lo que si se ve constantemente por la ciudad son iglesias, mayormente ortodoxas, hasta el punto de que ellos mismos dicen que no hay calle que no te lleve a una iglesia.

Resulta también increíble que un país vecino como Bielorrusia, que decidió en el año 91 continuar con el sistema socialista, duplique en renta a Ucrania, que eligió la ”democracia”. Ahí queda eso…buen tema de discusión.

La mortalidad infantil es del 1%, lo que quiere decir algo alta. Por otra parte la esperanza de vida del hombre solo llega a 63 años con lo que no hay problemas de jubilación ya que para cuando esta llega, a los 65, el tipo ya la ha palmado…No he visto hombres de edad por las calles. Pero si he visto mujeres mayores tratando de vender algo o pidiendo; ellas viven hasta los 73 años.

La población del país está compuesta en un 80% de ucranianos y un 20% de rusos (descendientes de los destinados aquí en la época de los zares). Aunque todos hablan ruso, el idioma oficial es el ucraniano. En cuanto a religión, un 60% se declaran ateos, un 10% católicos y un 30% ortodoxos. Hay un paro del 10% en el hombre y de un 50% en la mujer…claro país machista…¡como los rusos! Por ello, oficialmente, solo consideran como porcentaje de paro en el país el del hombre: 10%.

Tienen algo de gas y petróleo que cubre solo el 30% de las necesidades. Chernóbil, que causó el daño en el 86, ha seguido funcionando hasta no hace mucho. Un tercio de la energía eléctrica sigue proviniendo de sus centrales nucleares ya que tienen minas de uranio. Los otros 2/3 los suministra Rusia. El país tiene además hierro y carbón y algo de industria farmacéutica; fabrican locomotoras, tractores y vehículos todoterreno que son utilizados en zonas rurales.

La explicación de su baja longevidad está en su malísima seguridad social: solo tienen 4,5 médicos por cada 1.000 habitantes…algo así como la mitad que en España. Por otra parte y a su favor tienen la ausencia total de analfabetismo, algo muy valorado y positivo del sistema socialista anterior.

Son algo mafiosos…muchos vehículos y taxis llevan cristales ahumados. No llevan nunca puesto el cinturón de seguridad. Al igual que los rusos, odian las medidas de seguridad…Claro, son muy machos y muy expertos y no pueden tener accidentes…por eso mueren tan jóvenes…

Diría que Kiev tiene un atractivo centro con grandes y modernos almacenes, bien iluminado en la noche y terrazas bien montadas para tomar algo o comer. Es una ciudad para ver y disfrutar. Hay que decir que en general el personal de la restauración no es muy profesional y además son un poco lentos. La gente es fría y distante, hasta entre ellos mismos; ellas parecen sargentos, a pesar de ser atractivas, lo que podría deberse a la influencia del sistema socialista anterior.

Ni vi español alguno ni oí hablar español a nadie. En mi próximo viaje iré al sur para visitar Crimea y Yalta, quizás por mar. Hasta otra.