Irlanda 89

En un principio no era mi intención incluir en “sabinoelviajero.com” los pequeños viajes hechos por España y por los países europeos más conocidos, dado que estos están a la altura de cualquier viajero. Me decidió, el hecho de pensar que alguna fotografía pudiera ser un documento de interés para algún seguidor de la web.

Julio de 1989

De Londres a Dublín he volado con AIR LINGUS, por cierto todavía peor que IBERIA, y como la bebida alcohólica es gratis, el que menos pide para acompañar la cena es vodka con hielo… ¡Ya me siento en Irlanda!

Durante este viaje, recorrí largas zonas de costa en las que contemplé enormes acantilados verticales con hierba, amplísimas playas, mareas bajas que dejaban al descubierto grandes extensiones de fondo marino, inmensos prados verdes salpicados de vacas y ovejas, ruinas de castillos medievales, etc.

También alguna zona semi esteparia en la proximidades de Bangor o bien Kilómetros y Kilómetros de carreteras que discurrían entre bosques o vegetación tan exuberante que impedían el paso de los vehículos y con frecuencia una máquina especial pasaba para cortar las ramas y zarzas que invaden la calzada y que, en ocasiones, llegan a entrelazarse con la vegetación del lado opuesto.

La estancia en casas particulares y granjas, en régimen de Bed and Breakfast, que se ven anunciadas desde la carretera, son un ejemplo de limpieza.La estancia en ellas es agradable, económica y práctica para el viajero.

Irlanda es un país más bien pobre, con una población de 3,6 millones de habitante, eminentemente agrícola y rematadamente católico: monjas, iglesias y santos por todas partes. Los irlandeses son extrovertidos, muy hospitalarios, no rechazan una cerveza ni una pelea y capaces de convertir el pub de la esquina en su segunda casa o en una especie de club social donde mujeres y hombres van a beber y cantar. Los instrumentos musicales y, sobre todo la música en sí misma prueban que el country music americano proviene del emigrante irlandés que la llevó consigo a principios del pasado siglo.

Dublín, sin ser una capital nada especial y más bien pobre, tiene un ambiente estudiantil y jovial muy agradable en el que participan muchos españoles, italianos y franceses, quienes, posiblemente, convencen a sus padres de que van a estudiar inglés y lo que van es a ligar. La conducción por la izquierda fue fácil y el tiempo y la compañía de José fenomenal.