Rapa Nui-I. Pascua 00

Marzo de 2000

Volé a la Isla de Pascua, vía Santiago de Chile, con un nuevo avión Boeing 777, de Air France, que dispone de un pequeño televisor dentro del respaldo de cada asiento. Ya lo había visto hacía unos 6 años en un vuelo de la compañía aérea de Taiwán. El TV tenía vídeo-juegos, películas, información de vuelos, etc. Me pasé una buena parte del viaje jugando y haciendo solitarios. Fue entretenido pues se trataba de un vuelo de unas 14 horas.

Sólo hacía 3 meses, diciembre pasado, que había estado en Santiago. Nuestro marzo equivale a su mes de septiembre y hace bastante calor. Es época de mucha fruta y las calles están llenas de vendedores ambulantes que ofrecen: TUNA, especie de higo chumbo; PEPINO, que es una fruta de árbol, de color amarillo, que no se parece mucho a un pepino nuestro; DURAZNOS, que hay de 2 clases: el que tiene pelos en la piel (nuestro melocotón) y el que es liso (nuestra nectarina); MELONES, SANDÍAS, etc.

La opinión sobre Pinochet, tras su liberación en Inglaterra, es divergente: es un hombre fantástico o es un demonio. Pasé la noche en el hotel Fundador, al igual que en ocasiones anteriores.

Tomé un vuelo tempranero de la compañía LAN CHILE que me llevó a la Isla de Pascua a 3.750 km. de distancia en 4,5 horas. De aquí partiría en barco hacía la polinesia francesa dos días más tarde.

Creo que fue hace unos 5 años que estuve en la Isla de Pascua. Ahora es más turística que entonces. Es quizás una de las islas más caras del mundo, junto con Moorea, Bora- Bora, etc.

Dormí en una cutrisima y sucia habitación del hotel HANGAROA por la que tuve que pagar 150 US$. Este hotel me lo recomendó un zamorano llamado Victoriano, que emigró a esta isla hace 20 años, y que conocí en mi anterior visita. Me regaló algunas excursiones “colándome” en un pequeño autobús dedicado a estos menesteres.

Conocí a la hija y nieta del capitán del barco que trajo a THOR HEYERDAHL a esta isla en 1955. Tiene aire noruego y destaca entre una población morena y de piel oscura con aspecto maorí. Asistí a una cena tradicional en la que la comida fue cocinada en un hoyo que hicieron en el jardín. Pusieron cerdo, atún fresco y carne de ternera y después lo taparon con ramas y piedras muy calientes. La comida resultó muy sabrosa y con sabor natural, como ocurre con el “pescado a la sal”. El atún de la Isla es delicioso. Comí una de las sandías más sabrosas que he probado en varios años. También tienen patatas dulces muy sabrosas.

Una noche encontré un enorme cangrejo en mi habitación. Me dio un susto terrible pues, al principio, creí que se trataba de una araña gigante. Creo que se me paralizó el corazón por unos instantes. Acabé matándolo a zapatazos. ¡Pobre cangrejo!

De entre los pobladores hay un grupo que trata de seguir las ancestrales costumbres de origen polinesio o, más bien maorí, y no quieren evolucionar. A este grupo la gente los llama YORGOS.

RAPANUI es el nombre de la isla, el de los habitantes y el del idioma que hablan. Esta gente parece tener más que ver con los maoríes que con las habitantes del Chile continental, antiguo Imperio Inca.

Hay MOAIS por todas partes, puede que hasta unos 500, pero no todos están enteros ni puestos en pie. Vi un muro igual que los que hay en CUZCO, lo que podría indicar que fueron los incas los que invadieron esta isla; pero ellos dicen que es sólo una casualidad pues quieren, a toda costa, ser maoríes y no chilenos o peruanos. Según THOR HEYERDALL, los incas llegaron aquí ayudados por los vientos alisios provenientes de la costa sudamericana. T.H. utilizó su barco, hecho con juncos de totora, llamado KON- TIKI para tratar de demostrarlo. Hoy en día se pone muy en duda la experiencia de T.H.

La isla está llena de ruinas, llamadas AHU, y de petroglifos. En ella hay 3 volcanes y una gran cantera de la que sacaban la piedra para esculpir los MOAIS.

Tras unos días de visita, salí en barco hacia Pitcairn, Gambier, Marquesas, etc. Cualquier día volveré por aquí.