Mongolia 98

EL VIAJE: SEXTO DÍA

A las 5.30 h en pie. Sorpresa, hoy comemos verduras para el desayuno; claro está con carne de cordero. También hemos comido una especie de buñuelos. Salimos pitando hacia las "montañas de arena" como las llaman ellos. Realmente son una extensa zona de dunas. Por esta parte, más verde que por el Gobi, hay muchos rebaños de ganado.

Es raro que en un país con tanta carne no hayamos podido comer nunca un bistec. La carne siempre la preparan cocida y cortada en trocitos pequeños. Posiblemente maten animales viejos que ya no tienen utilidad y por ello la hierven, para ablandarla, y la cortan en trocitos, con lo que puedes comerla con cuchara y en un tazón. De esta forma tanto la vajilla como los cubiertos no son necesarios. Siempre que nos han dado de comer en un Ger ha sido en un tazón y con una cuchara. Bueno 1.200 millones de chinos hacen igual, solo que cambian la cuchara por los palillos.

Por los alrededores de las dunas fuimos invitados al interior de un Ger muy humilde. Vimos cómo ordeñaban las yeguas. Las engañan haciéndoles creer que era su potrillo quien les mamaba las tetas. Nos invitaron a té con leche de yegua, como siempre. Nos comentaron que se tomaban unos seis tazones diarios de esa mezcla. Después tomamos la carretera que conduce a Ulan Bator, asfaltada en algunos tramos, y que era la primera con algo de asfalto tras un total de unos 2,000 km. recorridos. A lo largo de 400 km. no encontramos ni un solo pueblo, ni un solo bar, ni sitio alguno donde poder beber agua. Hacía un calor horrible y no parábamos de sudar.

Por cierto: Agus bromeaba con todos diciendo que yo me llamaba "cojones" y se lo hacía decir a todos varias veces. Nos reíamos mucho. El recorrido de hoy ha sido pesadísimo: sin agua, con el Sol dándonos de frente, sin poder parar a comer algo... ¡Horrible!

Cada hora, más o menos, nos cruzábamos con un vehículo. Veíamos muchos averiados en la cuneta. Todos sus coches son viejos y mal cuidados y al tener que hacer malos caminos, con calores sofocantes, se averíaban con facilidad.

Hay algo curioso en los caminos del país: de vez en cuando te encuentras un montón de piedras en medio del mismo con un trapo azul encima. Esta especie de ofrenda a Buda sirve para pedirle que llueva. Al llegar a él tienes que dar al menos una vuelta alrededor con el coche. Así que eso es lo que hacíamos siempre.

Para escribir su idioma, los mongoles emplean los caracteres rusos, más bien griegos. ¡Si además de no conocer su idioma te lo escriben en griego….!

Llegamos finalmente a Ulan Bator, donde bebimos cantidad de líquido. Agus se colocó dos jarras grandes de cerveza negra. A continuación seguimos ruta para llegar a una montaña, alejada unos 60 km, donde encontramos un Ger en el que dormir. Se trataba de unos Gers del gobierno. No vimos turistas por ninguna parte. Miento, en Karakórum vimos unos americanos.

En este viaje nunca llegamos a ver un ibex, leopardo de las nieves. Parece ser que para poder matar uno hay que pagar un permiso que cuesta unos dos millones de pesetas (12.020€)

En este campamento de Gers había un bar en el que tenían un billar tipo americano que, en cuanto a dimensiones, era gigantesco. Agus y yo jugamos una partida y acabamos en empate. Lo pasamos bien. Los Gers estaban situados sobre un bonito valle muy verde y pintoresco rodeado de montañas, llamado Undurdov. El calor que hemos pasado hoy, en casi 500 km., ha sido "horrible". Todos nos dicen que en julio y en agosto es mucho peor.