Escocia 24

 Septiembre de 2024

 De superficie similar a nuestra comunidad de Castilla-La Mancha y con una población de 5 millones de habitantes, Escocia está situada en paralelos que se acercan al 60º N lo que supone estar a la altura de Dinamarca o Suecia. Se trata de un país frío en el que además llueve o nieva bastante y en el que se forman glaciares.

Unas 90 mil personas hablan el gaélico y en mi primera visita al país, en el 84, me permití acudir a una misa en este idioma en la que no entendí “ni palabra”.

En aquel viaje comprobé que algunos hoteleros habían convertido o restaurados pequeños castillos, fortalezas u hostales medievales en cómodos hoteles, así que me alojé en un par de ellos una sola noche a pesar de que sus precios eran mucho más altos que los de los hoteles que yo habitualmente ocupo.

Ahora, en este viaje de 2024, he entrado al país por Edimburgo en un soleado día y dos horas después ya estaba en Glasgow (en su día la ciudad más industrial del Reino Unido) recorriéndola y deteniéndome más en su parte antigua disfrutando siempre del sol, pero bien abrigado pues hacía frío. Pasé dos días visitando lugares como su universidad, recorriendo el río Clyde y sus puentes, su necrópolis, su catedral, sus parques, etc. La comida sigue siendo tan horriblemente mala como lo era en el año 84 en mi primera visita.

Salimos temprano de Glasgow hacia el valle y condado de Argyll en dirección norte deteniéndonos en el lago Loch Lomond, el más grande del país, donde el sol hizo subir la temperatura a 20º. Recorrimos buena parte de la montañosa ribera del mencionado lago viendo que el podómetro alcanzaba los 18 mil pasos. En este lago se ve un amplio puerto deportivo y en su entorno hay preciosos pueblecitos en los que sus casas están rodeadas de bonitas plantas con flores. El nivel de vida es muy alto y todo está muy cuidado. Seguimos hacia el norte y hacemos noche en un hotelito al lado de la carretera.

A la mañana siguiente continuamos hacia la puerta de entrada de los Highlands dejando atrás el valle de Argyll para llegar al final al Fort William. Pasamos Glencoe (solo cuatro casas) donde tocaba un gaitero al pie de una montaña. Pasamos el lago Linnhe y llegamos a la villa de Fort William, de muy poca población, y donde comienza la Caledonia Romana y los Highlands. Llegamos a la isla de Skye, le damos la vuelta y paramos para comer algo tarde en un lugar donde alguien dice que Escocia tiene 5.000 lagos...ya serán menos..

Las aguas de los lagos son siempre negras y es debido a la turba, carbón que constituye su fondo. Tras la comida paramos a ver el famoso castillo, de poco valor arquitectónico, llamado Eilean Donan, pero de mucho valor histórico. Seguimos remontando paralelos al lago Ness, y hacemos noche en carretera en un pueblecito de cuatro casas cerca del famoso Inverness que ahora ya es una pequeña ciudad de 45 mil habitantes.

Al siguiente día salida temprana en dirección a la costa norte y tras dos horas llegamos al famoso jardín Inverewe - de más de 1 km de longitud y con plantas y árboles de medio mundo- y después continuar a la punta norte de Dundonell atravesando, como siempre, bosques con árboles de gran desarrollo y que van desde abedules hasta una veintena de diferentes y gigantescas coníferas, pasando por robles tan grandes como secuoyas y también enormes hayas.

Más tarde he visto lagos desaguando ya al Atlántico, pues he estado recorriendo la costa más al nordeste de Escocia.

El siguiente día lo pasamos, primero, visitando la antigua ciudad de Inverness, atravesada por el río que desagua el lago Ness sobre el Atlántico, y después viendo las típicas vacas con flequillo de los Highlands para, a última hora, darnos un paseo en barco por el lago Ness, donde hay poco de interés, salvo su simpático y legendario monstruo Nessie el que, por supuesto jamás aparece. Por la tarde, y tras 3 horas de carretera, llegamos a Edimburgo a dormir.

Paso el siguiente día recorriendo detenidamente la ciudad y veo que, en su parte antigua y en los edificios oficiales y museos, domina lo ecléctico y también mezclas raras de neoclásico ... que a mí no me atraen mucho...además la piedra de los edificios está negra o muy sucia y nada parece haberse restaurado en siglos. No hay color alguno. La parte nueva de la ciudad, construida a un nivel más bajo que la antigua, es más moderna y europea. Por supuesto es Patrimonio de la Humanidad y es de obligada visita la Milla Real con su castillo, sus museos, etc.