Trinidad y Tobago 16

Marzo de 2016

El año 1991, hace ya 25 años, me vine a visitar estas dos islas de Trinidad y Tobago. Por aquel entonces el nivel de vida, o dicho de otra forma su nivel de pobreza era muy penoso. Ahora, tras haber aparecido el petróleo por varios sitios del país, todo ha cambiado vertiginosamente y veo un país avanzado, con una enorme población de 1,4 millones de habitantes y con una renta, nada menos, que de 20 mil dólares, quizás de las más altas del Caribe. Hay que ver los milagros que hace el oro negro.

Se trata de unas islas, con una superficie total equivalente a la de las I. Baleares, constituidas en una república. Aunque algún día fue española y su capital se sigue llamando Puerto de España (Port of Spain) no se habla para nada el español sino el inglés; si, un inglés que no se entiende pues lo que realmente hablan son idiomas criollos en los que se mezcla el inglés, el francés y a veces el español. Tampoco hay para nada españoles ni tampoco creo que haya muchos descendientes de ellos. La población está formada por un tercio de indios, de la India, otro tercio por negros y un último tercio por mestizos. Mezclado con ellos hay un tímido 0,5% de blancos a los que más les vale estar “calladitos”.

En cuanto a religión, creo que es una de las pocas islas del Caribe con musulmanes (cerca de un 10%) y en la que los protestantes ganan a los católicos y, por si fuera poco, hay casi un tercio de hinduistas…todo muy atípico en una isla del Caribe.

Además, solo tienen un 6% de paro. A sus típicas exportaciones de azúcar y cacao, se han añadido en las últimas décadas las de hidrocarburos que han conseguido el rápido crecimiento del país. El turismo suele ceñirse a la isla de Tobago, no tan árida como la de Trinidad y con más encanto turístico. A pesar de haber subido su nivel de vida, solo hay 1,2 médicos por cada mil habitantes y una mortalidad infantil del 2,5%.

Como es de suponer, tienen un gran puerto industrial. Tienen un interesante edificio moderno de cristal formado por arcos y bóvedas, diseñado por un arquitecto chino y que está destinado a ópera, teniendo un cierto parecido a la de Sydney. El cambio ha sido brutal: del chabolismo de 1987 a los rascacielos de 2016. El petróleo, que ha estado a 100 euros el barril durante unos años los hizo nuevos ricos.

Tienen algunos cedros grandes, mangos, nogales, flamboyanes planos, buganvilias y algún que otro árbol extraño como el llamado Garcinia. En un rincón aislado he visto los típicos flamencos del Caribe. A pesar de la aridez de la isla de Trinidad siempre procuran tener jardines en los que abundan las buganvillas, las orquídeas y otras flores tropicales autóctonas del Caribe. Son muy pocos los rincones con bosques.

Esta vez no he podido pasarme por la turística y tropical isla de Tobago donde el calipso y el ron dan una constante alegría al personal. La última vez que estuve en ella tuve la suerte de presenciar una actuación de los Beach Boys.

Curiosamente en las ciudades del Caribe no se ven ni bicicletas ni motos. Aquí, al igual que en Bridgetown, capital de Barbados, no hay problemas de seguridad ni se ve gente colgada por las calles de las ciudades. Pero si se ven muchas, aunque pequeñas, plataformas o barcos con equipos de perforación petrolíferas.

Hasta Otra.