Granada 16

Marzo de 2016

Del tamaño de la mitad de Menorca, es una nación aparentemente libre pero siguiendo el sistema británico lo que quiere decir estar bajo la Corona Británica. Por supuesto usan el dólar del Caribe Oriental, utilizado en las islas británicas del Caribe. Su capital, Saint George, tiene unos 30 mil habitantes. Cuando estuve aquí la primera vez, allá por el 87, hace casi 30 años, se habían propuesto hacerse marxistas; así que había más espías americanos que nativos en la isla. Se unieron a Cuba pero la locura duró poco y todo volvió a la normalidad.

El 90% son negros, solo el 0,5% son tímidos blancos y el resto son mestizos. No hablan ni inglés ni francés sino que hablan el inglés-criollo y el francés-criollo. Se ven casi un 10% de rastafaris. Plátanos, cacao, nuez moscada y un buen centenar de especias son los productos agrícolas que exportan, lo que junto a un poco de turismo y al tema “finanzas”(semi paraíso fiscal… ) se las arreglan para ir tirando. Debido a la enorme cantidad de especias que tienen es llamada la “isla de las especias”. Su renta anda por los 7 mil dólares. La población de la isla, junto con la de otras 2 islitas que tienen a su lado conforma un total de 110 mil habitantes.

Quizás el plato fuerte de su exportación sea la nuez moscada junto con el cacao. También tienen maderas caras como el mahogany (la caoba). Comen mucha casava, tubérculo de grandes dimensiones, que también utilizan para hacer licor y por supuesto el conocido árbol del pan. Por otra parte, su buen clima, sus precios económicos y sus entradas naturales y tranquilas del mar hacen que abunden los yates de americanos y otras nacionalidades. Les gusta el Calipso y lo tocan con los típicos bidones de petróleo, al igual que en Trinidad &Tobago, muy cerca de aquí, de donde creo ha venido la moda.

Recorrí buena parte de la isla, contemplé sus plantaciones de cacao, de nuez moscada y de café; remonté hasta una pequeña cascada, de la que están muy orgullosos, subí a la zona volcánica activa para ver como hierven sus aguas y recorrí zonas del bosque tropical. La conducción es difícil pues sus estrechas carreteras están llenas de curvas. Además, caminé por mi cuenta un tramo de ladera hasta llegar al mar. Resultó muy agradable ir descendiendo mientras observaba las calas, los barcos y la bahía. El sendero estaba lleno de flores.

La isla es una gran montaña cuyas verdes laderas llegan hasta el mar. La parte negativa es que todo ha de ser importado, hasta un simple grifo o una hoja de papel, ya que salvo las especias y el cacao, carece de todo. El incremento del nivel de vida que he observado en estas últimas décadas ha sido brutal y todo gracias a las ayudas de Naciones Unidas. Descubrí un fruto, que llaman calvasse, o algo así, parecido a un higo en grande y que no recuerdo haber visto antes. Granada tiene uno de los mejores corales de las islas de su entorno.

Hasta otra.