República Turca del Norte de Chipre 14
Diciembre de 2014
En el año 1995 hice mi primera visita a esta pequeña república turca creada a raíz de los graves enfrentamientos entre la población de origen griego y la población de origen turco en la isla de Chipre. A resultas de la enorme dificultad de convivencia (además, unos católicos ortodoxos y otros musulmanes) la división de la isla en dos estados independientes trajo consigo el éxodo de unos 180 mil ciudadanos de origen griego hacia el sur de la isla y unos 50 mil de origen turco hacia el norte de la misma. Un verdadero drama. Así que, a finales del 79, Turquía proclama esta república, la cual, no ha sido reconocida por la comunidad internacional. Se considera un estado de Asia puesto que Ankara, capital de Turquía, está obviamente en Asia; así que, curiosamente, la isla de Chipre forma parte, política y geográficamente de dos continentes.
Su superficie viene siendo la mitad de la de la isla de Chipre pero su población se reduce a unos 300 mil habitantes lo que supone casi un tercio de la población que tiene el estado de Chipre que ocupa la otra mitad de la isla. Su capital es Nicosia y, más concretamente, solo la mitad norte de la ciudad ya que la otra mitad forma la capital, también llamada Nicosia, del estado vecino de Chipre con el que comparten la isla y, según acabo de decir, también la capital. Su nivel de vida es, por supuesto, más bajo que el de su vecino y asciende solo a 15 mil dólares por habitante, mientras que ellos llegan a 26 mil. Utilizan la lira turca y solo tienen un idioma que es el turco. Tienen un paro del 12% y una inflación del 3%.
Su riqueza está basada en la agricultura y en las industrias que Turquía se ha encargado de instalar y, también, en el hecho de que, diariamente, miles de trabajadores turcos cruzan la frontera para trabajar en Chipre, lo que supone una muy importante entrada de divisas. No tiene grandes entradas por turismo y su puerto más importante es el de Famagusta. Tiene solo 2 médicos por cada mil habitantes.
Entré en el país proveniente del área de Larnaca, en Chipre, y para alcanzar la frontera que tienen en común en el pueblo de Pergamos tuve que hacer auto-stop ya que no había ni autobuses ni taxis para llegar desde el último pueblo de Chipre, llamado Pyla, hasta la frontera. Un señor mayor, y en no muy buen estado físico el buen hombre, me llevó muy despacio y renqueando en su viejísimo y destartalado coche hasta pasar la frontera. Aquí, tras atravesar el control de una base británica, pasé a la frontera de entrada y salida entre Chipre y la República Turca. Papeles y demás.
A continuación paramos, justo al lado de la frontera, en un café y charlé, no solo con él sino también con sus amiguetes de bar, con la dueña del mismo, etc. por un buen rato. Hablamos un poco de todo, inclusive de los sunitas y chiitas, y hasta bromeó diciendo que el señor que me acompañaba hacía algo de contrabando en la frontera…nos reímos todos. Este señor, además de haber sido tan amable acercándome a la frontera con su coche, mi invitó al café cuando, entendía yo, era a mí a quien correspondía invitar. Fueron muy amables y me buscaron un coche-taxi que por un precio razonable me llevó por el interior del país.
Días antes, había cruzado de un lado a otro de la capital Nicosia, como lo hice también en 1995, lo que supuso pasar una frontera o línea Verde (patrullada por Naciones Unidas) con el correspondiente pasaporte o bien, en el caso de visitantes europeos, con el DNI. En la Nicosia turca, además de las típicas calles peatonales con tiendas para turistas, destacan la puerta de Famagusta, la plaza de Ataturk, el Monasterio-Museo Turco y lo más maravilloso de todo es la impresionante Catedral de Santa Sofía, de estilo gótico temprano, convertida en Mezquita de Selimiye, (siglo XIII y XIV) una verdadera obra de arquitectura. Su interior: blanco y austero, muestra perfectamente la forma y dimensiones de las columnas, de la cubierta y de los gigantescos espacios.
Por supuesto no dejé de acercarme a ver la moderna ciudad de Famagusta, ciudad bellamente amurallada, en cuyo intramuros destaca la hermosa Catedral de San Nicolás, tanto su exterior como su interior, convertida en la Mezquita de Lala Mustafa Pasha, las iglesias gemelas, el palacio veneciano, la catedral de San Pedro y san Pablo, etc. Simplemente, la muralla medieval veneciana de 3 km de longitud que rodea la antigua ciudad, es una verdadera obra de ingeniería. En el interior de esa muralla hay iglesias, catedrales góticas, etc. convertidas en austeras mezquitas que están en muy buenas condiciones. Encontré más interesante Famagusta que la Nicosia turca. Los turcos venden mucha cerveza marca Keo que proviene de Chipre y que es muy agradable.
Visité también el monasterio e iglesia de San Bernabé, de estilo bizantino y con delicados retablos del siglo V. La iglesia en sí misma es un verdadero tratado de arquitectura pues es una construcción a base de bóvedas y arcos de medio punto; en su interior hay un interesante museo de iconos.
Me sorprendió muy positivamente recorrer el país por carreteras perfectamente asfaltadas, al igual que contemplar edificaciones modernas, ciudades muy cuidadas, etc. Es obvio que Turquía ha hecho un gran esfuerzo para apoyar esta República Turca del Norte de Chipre todavía sin reconocer por la Naciones Unidas.
Hasta otra.