Timor Oriental 01

antes Lorosae

Agosto de 2001

 Para  poder visitar LOROSAE, país de reciente creación y antigua colonia portuguesa,(Timor Oriental), tuve que recabar información de mi amiga VIRGINIA, residente en la Isla de CHRISTMAS, Australia, quien vivió allí durante un par de meses  trabajando en temas relativos al REFERÉNDUM celebrado en esta isla en 1999. Por cierto que el resultado del mismo fue un aplastante SI a la independencia. Tras la marcha de los portugueses, Indonesia se había anexionado ( hace de esto varias décadas) esta parte de la isla. Al proclamar los habitantes de Tímor Oriental su independencia, unilateralmente, Indonesia los bombardeó y masacró. Las Naciones Unidas han intervenido en su defensa, al igual que Portugal, y los están protegiendo hasta que sean capaces de gobernarse por sí mismos y de controlar el nuevo  país creado. Aún tienen que pasar unos años. La situación, en estos momentos, está tranquila pero tensa.

Como buena británica, fue servicial y minuciosa. Me dijo qué compañía aérea volaba allí y los malos alojamientos que había: "hoteles cuyas habitaciones han sido contenedores de barco". Decidí tirar adelante a pesar del riesgo y de las incomodidades. Me dijo que los “ataques” podrían reanudarse en cualquier momento.

 Así que volé a DENPASAR, isla de BALI, con Garuda, vía Londres y Bangkok. En el aeropuerto londinense pude comprobar que la última moda de los chicos británicos consiste en no llevar reloj. Eso sí, te dan el coñazo, todo el tiempo, preguntándote la hora. El vuelo duró 15,15 horas y volamos  a 11.300 m. de altura para evitar el mal tiempo. Al llegar, un chico timorense me vendió sigilosamente el billete a DILI, capital de Tímor Oriental: 360 dólares ida y vuelta. Los indonesios odian a muerte a los independentistas del Tímor Oriental por lo que no quieren que nadie vaya allí. Yo lo había planeado todo desde España a través de Internet.

A primeras horas de la mañana volaba en un pequeño avión desde DENPASAR a DILI. En el mismo vuelo venían: una docena de soldados del ejército de ZIMBABWE y otra docena de personas de diferentes ONG.  Mientras esperábamos la salida del avión charlé con una alemana llamada EVELINE que me dijo se había pasado casi 20 años en MONGOLIA. Le conté que yo había cruzado el desierto del GOBI con mi hijo y con un jeep ruso. Lo encontró muy interesante. Curiosamente ella nunca había cruzado este desierto.

 En el trayecto, que duró unas 2 horas, entablé amistad con los soldados, que más bien eran veteranos de unos 35 años, cuyos rangos eran de sargento o de especialista para arriba. Se ofrecieron a que compartiera su alojamiento si no encontraba otra cosa mejor en la capital.

Viajé sentado  al lado de la ventanilla desde donde vi que las islas de la SONDA como:  SUMBAWA, FLORES, etc.,  eran bastante secas y volcánicas, lo que me desanimó a visitarlas, algo que siempre quise hacer. Sólo algunas pequeñas islitas, rodeadas por agua verde esmeralda, resultaban agradables desde el aire. Casi todas ellas tienen un enorme volcán extinguido en el medio, en cuyo cráter se ha formado un pequeño lago. Están muy poco pobladas y algunas no están habitadas. La Compañía aérea Indonesia MERPATI vuela a ellas, pero con poca frecuencia. Sobrevolamos también  la isla de KOMODO, donde están los famosos dragones de Komodo. 

 El aeropuerto   de DILI era pequeño y la "Terminal" pequeñísima, hasta el punto de que para pasar la Policía tuvimos que esperar en la calle pues no cabíamos. Durante la espera hice amistad con dos chicas oficiales del ejército de ZIMBABWE, con enormes culos respingones del tamaño de una plaza de toros. Estaban contentas y orgullosas de que un blanco fuera tan amable y bromeara con ellas. Insistieron en que me fuera a su alojamiento. La Policía del aeropuerto estaba formada por gente local que tenían, a su lado, oficiales de las Naciones Unidas que les instruian . Se sorprendieron de que yo fuera un viajero. Me dijeron “que era el primero en el país y se sentían orgullosos de ello”. Al día siguiente los volví a encontrar en la capital, me saludaron y  me dijeron que me nombrarían el primer turista oficial de país”. 

Tomé el único taxi que había; era un coche viejo con un chofer, llamado JOAO GUSMAO a quien contraté por  toda la estancia, a 15 dólares diarios. No hablaba más que 4 palabras de inglés y 4 de portugués, así que tuvimos que arreglárnoslas. Empezamos a buscar hotel. No encontrábamos sitio en los "hoteles", cuyas habitaciones estaban formadas por los típicos  contenedores de carga. Pensé en los soldados del avión, así que fui a verlos y me alojé con ellos. Una de las mujeres soldado, la más guapa, saltó de alegría cuando me vio. Creo que pensó: lo voy a hacer mío... pero se equivocaba. Eran una especie de  casetas de madera, divididas interiormente con mamparas,   fabricadas en Australia, que disponían de un grupo electrógeno y de aseos apartados. Mi habitación podía tener 2,50 X 2 metros. 

Bueno, yo me arreglo con poco. Unas mujeres locales se encargaban de limpiar cada día. MILDRED, mi gordita soldado, me hacía el ofrecimiento de limpiar ella. Grande y gorda podría partirme en dos. Desayunaba a las 7 de la mañana con todos ellos y cenaba, a base de barbacoa, una durísima carne de búfalo. Me hice amigo de todos ellos y me querían mucho. Me contaban sus aventuras bélicas en ZAIRE, ANGOLA, SIERRA LEONA, etc. Era gente muy dura que había matado muchas veces. Así es África y así son sus  soldados profesionales. 

He encontrado a las gentes de Tímor Oriental muy amables conmigo, pidiéndome que les fotografiara y que les hablara aunque no me entendieran. Uno de los puntos que ha separado de forma abismal a esta gente de los indonesios ha sido la religión: unos, colonizados por los portugueses son católicos; los otros, indonesios, son musulmanes y de otra raza oriental. 

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En algo coinciden: ambos son pequeños y de complexión débil. Quizás, los indonesios, me parecen más listos. Entre los de Tímor Oriental he visto gentes de raza semi-negroide y he pensado que posiblemente los portugueses trajeran aquí negros de MOZAMBIQUE, la colonia portuguesa más próxima. Las gentes me parecen perezosas. El paro podría superar el 50%. Los hombres,  menos activos que las mujeres, acostumbran a descansar, de no hacer nada, a la sombra de las enormes ceibas, cuyos troncos tienen más de 6 metros de diámetro. Algunos, cuando la sombra está ya ocupada, se suben al árbol y permanecen allí como si fueran monos.  Los lugareños están muy agradecidos a los países occidentales y a la ONU por toda la ayuda gratuita que reciben y por evitar que Indonesia siguiera masacrándolos. Ninguno de ellos habla el portugués pues, tras la marcha de Portugal y la adhesión unilateral que hizo Indonesia, les estaba prohibido. Eso sí, siguieron con su catolicismo y sus iglesias. Ahora, con la ayuda de las ONG, empiezan a vivir mejor, a tener escuelas y hospitales y un cierto orden y ley en el país. La alemana que conocí en el vuelo de llegada me comentó que se iba a dedicar a cuidar discapacitados. Creo que a estas gentes  les ha tocado la lotería. Ahora su moneda es el dólar americano.

 El 90% de la población no tiene electricidad; para tenerla hay que comprar un grupo electrógeno. Tampoco funciona el teléfono, la oficina de correos, etc. Los edificios oficiales fueron bombardeados. Sus tiendas, formadas por 4 tablas mal puestas, no tienen casi nada a la venta. La gasolina se vende por la calle en botellas y  garrafas.

 Las únicas casas decentes, y que han sido reconstruidas, están ocupadas por personal de las Naciones Unidas, que no se privan de nada: coche oficial a la puerta de su casa, alimentación importada de Australia, grandes sueldos y grandes dietas. Así veo, por muchos países, a las gentes de la ONU. El que menos cobra de todos seguro que pasa del millón al mes (6.000€).El 90% de los coche pertenecen a la ONU o a las ONG. Los coches locales ni se pintan, ni se reparan, ni se renuevan. Las puertas  no cierran, las ventanas no se abren, etc.

 Ahora es la temporada seca y apenas hay mosquitos. Todo está muy seco y polvoriento. DILI tiene un pequeñísimo puerto en el que hay cuatro barcos oxidados. Alguien ha convertido un barco en  “hotel”. La población, unos 60.000 habitantes, mal comen y mal visten. Sus casas son chabolas  hechas de tablas. Son muy pobres. Para pescar todavía utilizan las outrigger, que son canoas con patines laterales de bambú para no volcar con las olas. Los únicos animales que se ven son los búfalos, las gallinas y los cerdos. De los búfalos sacan la leche, la carne y además los utilizan para labrar.

 Cuando entré en el "cubil" que me asignó MILDRED, junto al suyo, eché un insecticida que llevo siempre en mis viajes e inmediatamente aquello se convirtió en un cementerio de insectos. Había millones. Cayeron de las paredes, techo y somier. MILDRED, que tenía una cara muy guapa con unos dientes blancos muy bonitos, se reía  a carcajadas. Le hice una foto y le prometí ponerla en una revista. Llegó a creérselo y me dió su dirección para que se la enviara. Pesaba 20 kilos más que yo. Me habría matado...

 Tuve muy buen tiempo y el calor era soportable. Durante la noche hacía algo de frío y no se podía ir en  mangas de camisa. Siempre desayunábamos y cenábamos al aire libre. En cuanto a los recorridos que hice con el coche, por el nuevo país, he de decir que pocos tramos fueron llanos; la mayor parte de ellos eran muy montañosos. Pocas carreteras estaban asfaltadas y los pueblos eran pequeños y muy pobres. Nos poníamos en marcha a las 8 de la mañana. JOAO, algo así como Juan en castellano, me saludaba diciendo “BON-DIA” y a continuación yo le indicaba en mi mapa el itinerario para la jornada. Las montañas están bastante peladas. No he visto bosques, pues la madera de los árboles ha sido empleada para cocinar. Por el campo se ven plantaciones de bananos, mangos, flamboyanes, etc. Conducen por la izquierda, como en  Indonesia. Ahora odian a los indonesios y ni siquiera quieren su dinero.No se atreven, ni unos ni otros, a cruzar la frontera pues se matarían.

 La población total ronda los 800.000 habitantes y su tamaño es similar a EUSKADI. El pescado es pequeño y sin mucho salor.  Delante del recien creado pais de Lorosae, hay una isla, llamada ATAURU, que también les pertenece. El 90% de la población es católica y un 10% musulma que decidió quedarse.

 Fui testigo presencial de una boda en la "catedral". No hay muchos vestigios de la cultura portuguesa salvo las iglesias y algunas casas. Les ha quedado la religión. Por todos los pueblos que pasé: LIQUICA y ERMERA al oeste y MANATUTO y BAUCAU al este no hice más que ver iglesias y  pobreza. Visité también sus mercados populares; en ellos siempre venden lo mismo: carne casi negra de búfalo, que exponen al aire libre llena de moscas, alguna gallina y muchos huevos; así como papaya, algunos otros frutos tropicales y una especie de yuca o mandioca blanca que comen como si fueran patatas.

 Entre otras cosas curiosas recuerdo a soldados japoneses de la ONU saludándome marcialmente, pensando que yo debía ser algún militar de alto rango que se paseaba de paisano. También recuerdo a los niños ofreciéndome huevos de gallina por la calle y las muchas casas y autobuses que se ven bombardeados y quemados. Hay algunas mujeres, de religión musulmana, que se cubren la cabeza con un velo. La ONU ha colocado sus letreros por todas partes. Son de color azul  y con la inscripción: U.N.T.A.E.T (Administración de Transición de las Naciones Unidas en EST TIMOR).

 De momento el nombre de LOROSAE no se utiliza pues la nueva nación no ha sido reconocida todavía por  Naciones Unidas. Siguen poniendo EAST TÍMOR. El aspecto que da la isla, cuando se sobrevuela, es el de una montaña seca y muy poco poblada. Hace ya 4 meses que no llueve.

 En el vuelo de regreso a DENPASAR, la azafata quemó “tanto” sándalo que casi nos asfixia a todos los pasajeros.

El tiempo que estuve en Bali, hasta mi salida hacia Bangkok y Pakistán, fue muy agradable. Estuve en el lujoso hotel que tiene MELIÁ en la isla de NUSA DUA.

 Hasta otra.