Mongolia 98

EL VIAJE: TERCER DÍA

A las 5h de la mañana en pie. Fue Agus el que insistió en madrugar para evitar el calor. Desayuno a base de verdura con carne. Otras veces tomamos unos fideos con carne. Todo lleva carne de cordero con trozos de grasa. Buscamos las roderas del desierto que más nos convenían, tras preguntar a un mongol que nos orientara. Esperábamos tener 40° C pero tuvimos suerte porque el día estaba cubierto y acabó lloviendo.

En el desierto también llueve de tarde en tarde. Ahora, es precisamente, la "temporada de lluvia".

No pude tomar ni un café por la mañana. El café es algo extraño y difícil de encontrar en Mongolia. Ellos toman siempre té. Por otra parte el café hay que importarlo y ellos son muy pobres y no se lo pueden permitir. Hoy recorrimos según el mapa y el cuentakilómetros del jeep, 360 km. Atravesamos parte del Sur del Gobi que es diferente al centro y norte. La hierba es menos densa y menos verde y, por ello, hemos visto menos rebaños. Apenas hay charcas u oasis. Ahora ya es el camello y la cabra los animales que predominan, debido a la escasez de agua. Tengo que decir que nuestro jeep es ruso de fabricación pues ellos hacen esta puntualización ya que hay otros jeeps chinos que, según los mongoles, no son tan duros y seguros.

Hemos visto algún buitre gigante negro. Honestamente son tremendamente huidizos y no pude fotografiarlos. También hemos visto miles de ratoncillos y corrimos tras una gacela de cola negra que huía como alma que lleva el diablo. Llegan a coger una velocidad parecida a la del guepardo.

En todo el día no encontramos ni un solo vehículo. Miento, encontramos una vieja moto rusa, en la que iba el padre la madre y el hijo. Nos pidieron algo de gasolina. ¡Que cosas se pueden encontrar en un desierto! También nos paramos para saludar a una niña que iba a caballo y que vivía con su familia de pastores en un Ger que no llegamos ni siquiera a divisar de lo lejos que estaba. Por esta parte del sur del Gobi vive muy poca gente.

Llegamos, finalmente, a Dalanzadgad, pueblecito totalmente al sur del Gobi y al pié de una cordillera de montañas muy pintorescas. Como dijo Agus: “De aquí hasta la frontera con China sólo quedan unos 80 Km.”. El gobierno de Mongolia tiene, por esta zona, un camping de Gers para los visitantes que vuelan en avioneta, desde Ulan Bator, para visitar las zonas donde se encuentran los restos de los saurios. Alquilamos un Ger para nosotros. Tras comer algo, cordero con patatas fritas y té mongol, seguimos hacia una zona montañosa que teníamos a una hora más de jeep. Tomamos un desfiladero muy estrecho de unos 5 km. de longitud, llamado Jolyn según los mapas, pero al que nosotros llamamos ''Wooly-Wooly'' en plan de cachondeo. Finalmente el jeep no pudo seguir y tuvimos que continuar a pié. De repente se puso a llover con mucha fuerza y con aparato eléctrico.

Agus fue el primero en llegar y cogió una buena mojadura. Recorrimos una serie de cañadas muy verdes, con su pequeño arroyo y, finalmente, llegamos a un glaciar de pequeñas dimensiones. Resulta paradójico, como puede verse en las fotografías, encontrar unas montañas tan verdes y un glaciar en un desierto que llega a 40ºC. Pero así es de sorprendente el Gobi.

Pasamos la noche en nuestro Ger no sin antes cenar... Cordero con yogur de yegua. Pusimos en marcha la estufa, pues hacía frío al llegar la noche. Agus se encargaba de enredar con el fuego. Sobre las 10 de la noche salí a fotografiar una puesta de sol y, también a las 5.30 de la mañana tomé el amanecer, justo antes de desayunar algo y partir.