Génova 24
Había estado en Génova anteriormente pero no la había recorrido detenidamente. Esta vez, en octubre de 2024, arranqué a caminar en el extremo del puerto y tras recorrer todo el arco de la ciudad que da al mar pasando por el acuario, la enorme carabela medieval, el puerto viejo etc., comencé a remontar la alta colina que constituye la parte antigua o medieval de la ciudad. Empecé subiendo por la vía San Lorenzo, visitando la interesante iglesia que lleva su nombre, pasando después ante el palacio Ducal, la plaza Ferrari, la Vía Garibaldi, llena de antiguos y atractivos palacios, la vía Bensa y la vía Balvi para, finalmente, llegar nuevamente a la terminal de cruceros desde donde había comenzado a caminar. Fueron 14 mil pasos.
Ha sido una visita muy interesante en la que, además de comprobar una vez más las inigualables cualidades artísticas y arquitectónicas italianas, hacen hincapié en que Colón era definitivamente genovés. De aquí salto a Civitavecchia, el puerto de Roma y una vez más contemplo la famosa escultura que simboliza el final de la segunda guerra mundial: un soldado y una enfermera americanos besándose esporádicamente en una calle de Nueva York.