Jordania 04
Abril de 2004
No es mucho lo que puedo añadir a las notas de mis primeros viajes a Jordania en los años: agosto DE 1974 y abril y diciembre de 1996. Ahora, en mi cuarto viaje, entré desde Siria y, lo primero que hice fue comprobar cómo Ammán había mejorado en los últimos años: más ordenada y cuidada. La capital del Reino Hachemita ha tenido que jugar siempre un difícil papel entre oriente y occidente. Política difícil, muy difícil, cuando además ha tenido a Israel de vecino. La monarquía ha sabido defenderse.
Me acerqué al Mar Muerto donde no pude evitar ser testigo de la “horterada turística tomando baños”… ¡qué horror! Todos empeñados en flotar en sus densas aguas. Seguí carretera hacia Madaba para ver, nuevamente, la iglesia de San Jorge con su mosaico representativo de los territorios bíblicos y, por supuesto, la obligada visita del Monte Nebo, desde el que , se dice, que Yahvé mostró a Moisés la tierra prometida. Después visité la fortaleza templaria de Kerak.
Pasé dos días en un hotelito, sin grandes pretensiones, en las inmediaciones de Petra, para sentirme, una vez más, deslumbrado por los 500 años de cultura o civilización nabatea. Tan estratégicamente construyeron su ciudad, hace 2.000 años, que llegar a ella resultaba casi imposible, casi infranqueable. Había que atravesar el Siq, un cañón de un kilómetro de longitud y tan estrecho que un puñado de hombres podía detener a un ejército. Sus restos dejan ver la existencia de un teatro romano, tumbas, casas, baños, etc.
Después, y como siempre, la obligada visita al desierto de Wadi Rum, lugar ahora muy turístico, que se recorre en 4x4. Ahí siguen estando las bellísimas dunas rosadas, atravesadas por enormes macizos de granito.
El nivel de vida de Jordania ha mejorado mucho, acercándose ahora a los 10.000 USD de renta por habitante. Su población se acerca a los 5,5 millones en una superficie 1/5 de la de España en la que hay bastante desierto. Sus dinares no valen mucho fuera de sus fronteras. Es quizás el país de la región con el porcentaje más alto de árabes: 98%. La agricultura de secano, las aceitunas, el tabaco, los fosfatos, un poco de cemento y alguna refinería, conforman la escasa riqueza del país.
Son abiertos, pacíficos y hospitalarios. Españoles y jordanos se caen muy bien. Algunos hijos de familias pudientes estudian en España. Es un destino turístico agradable, muy frecuentado por españoles, y que puede combinarse bien con una visita a Siria.