Andalucía Occidental 95

En un principio no era mi intención incluir en “sabinoelviajero.com” los pequeños viajes hechos por España y por los países europeos más conocidos, dado que estos están a la altura de cualquier viajero. Me decidió, el hecho de pensar que alguna fotografía pudiera ser un documento de interés para algún seguidor de la web.

Año 1995

El viaje comienza en Madrid de donde salgo directamente a los montes de Toledo, que recorro, pero que no tienen encanto alguno. Sigo por la sierra de Guadalupe (Cáceres) en la que tanto la orografía del terreno como los alcornoques, las encinas, los castaños y los pueblecitos, en general, empiezan a dar un poco de encanto al paraje. Llego al espectacular Monasterio de Guadalupe, que me encantó por su claustro mudéjar y su preciosa hospedería; visito el pueblo y el horrible Parador de Turismo. Paso la noche y de madrugada la banda municipal despierta a todo el mundo con unos pasodobles toreros: es el 12 de Octubre, fiesta de la Hispanidad, y Guadalupe es la patrona.

Sigo, sierra abajo, y me voy tropezando con cientos de romeros que acuden a caballo, desde varias provincias de los alrededores a venerar a la virgen Morena (negra, realmente).También me detengo en Mérida donde visito el Teatro Romano y el Museo. Continuó descendiendo por pequeñas sierras hasta Almendralejo y Zafra (Badajoz). En ésta última visito las preciosas placitas con soportales de arcos que tiene el pueblo y el señorial Parador de los Duques de Feria. De aquí continúo hacia Huelva deteniéndome a visitar las maravillosas grutas de Aracena llenas de preciosas estalactitas y pequeños lagos de gran belleza. Recorro lo que puedo de la sierra de Aracena, que forma parte de Sierra Morena y duermo, algo aparatosamente, en el pueblecito de Valverde del Camino en la sierra de Alcántara.

Continúo bajando y me voy, dentro de la provincia de Huelva, a Lepe, donde al hablar con la gente comprendo lo brutos que son. Después Ayamonte donde el Guadiana se entrega al mar, separando España de Portugal. Visito el pequeño y agradable Parador de Turismo y desde él hago unas fotografías al puente que nos une a Portugal.

En el recorrido de Ayamonte a Huelva capital se observa, como han sido plantados, en terrenos secos, extensísimos campos de cítricos entre pinos dispersos, por lo que al típico paisaje de costa mediterránea se le han añadido plantaciones verdes.

Atravieso la fea ciudad de Huelva y sus zonas portuarias e industriales tan sucias y desordenadas. Después continúo un poco más para detenerme en el tan conocido monasterio de la Rábida y después en el pueblo de Palos donde, como es lógico, todo lleva nombre de Colón y de los que le ayudaron en la gesta del descubrimiento. Continúo la costa hasta Mazagón donde visito el mediocre Parador de Turismo, único punto de interés del pueblo, aparte de la enorme playa de Castilla de varios kilómetros de longitud y que por cierto, se encuentra en estado natural.

De Mazagón a Cádiz, dejando a un lado Sevilla, donde he estado varias veces en los últimos años. En Cádiz, paso la noche en el Parador de Turismo, ni fu ni fa, que está en plena ciudad pero al borde del Océano Atlántico. Paseo por Cádiz y recorro la zona del mar. La ciudad de Cádiz, es cutre y sucia. La edificación antigua, que es malísima, no se ha restaurado ni blanqueado siquiera, y ofrece un aspecto horrible. Por el contrario las casas tienen preciosos balcones con verjas y barandillas de hierro fundido que son una verdadera obra de arte. La plaza que rodea la parte oeste de la ciudad es una maravilla: limpia, enorme y natural. Visito San Fernando, Puerto Real y el Puerto de Santa María, de poco interés, pues hay un cierto abandono ya que ni siquiera se molestan en blanquear los edificios. El nivel de vida es muy bajo.

No visito Jerez, por haber estado el año pasado al igual que Algeciras y San Roque. Tampoco Arcos de la Frontera donde he estado recientemente. Después entro, nuevamente, en la provincia de Sevilla, visitando el encantador pueblo de Carmona, lleno de casitas blancas, callejuelas estrechas y el precioso Parador construido en el interior de un castillo árabe. Paso por Écija, con sus once torres de iglesia y llego a Cardaba en donde, simplemente, pruebo el AVE, lo que consistió en ir a Sevilla, donde pasé la noche, y regresar a primera hora de la mañana a Cardaba para tomar nuevamente el coche y seguir mi camino.

Encontré el AVE cómodo, limpio, muy rápido (270 Km/h) y bien organizado. El poder hacer Madrid-Sevilla en dos horas y diez minutos supone dejar de utilizar el avión para este trayecto. Las salas de espera son cómodas y muy modernas. Quizás, dentro del tren, pasan demasiadas veces a ofrecerte algo y quieren parecerse a una compañía aérea. Es interesante, también las estructuras de los edificios de las estaciones del tren. Comencé el regreso hacia Madrid desde Córdoba, atravesando La Mancha, visitando algunos castillos y zonas de antiguos molinos de viento, con más de ochocientos años de antigüedad, tales como los de Consuegra y Alcázar de San Juan. Me detengo a tomar un café en el cutre Parador de Manzanares. Después al aeropuerto de Madrid y vuelo a Palma.