Martinica 10

Abril de 2010

Llamada “isla de las flores” por Colón, pasó a mano de los franceses a mediados del XVII y, en la actualidad, es Territorio de Ultramar de Francia. No había regresado a Martinica desde el año 1987. Tiene una longitud máxima de 70 km y la anchura que varía de 1 a 30 km.

El verdadero atractivo está en sus bellezas naturales. Colón tenía razón: está llena de flores y vegetación tropical. Se ve bambú, palmeras cocoteras, distintas variedades de mangos, tulipas de Martinica, aguacate, buganvillas, flamboyanes, palmeras del viajero, mahogany, mango rojo, almendros tropicales, pomelos, manzana-canela, nuez moscada, helechos gigantes, flor de Bali, poinsettia, palmera botella, caña de azúcar, cacao, café, piña tropical, bananos, orquídeas, etc.

En la actualidad la población es de 400.000 habitantes y su capital es Fort de France. Todos sus habitantes son franceses y, en su mayor parte, de raza negra. La mencionada capital tiene poco valor pero la isla está llena de belleza tropical: bosques frondosos, selva tropical, cascadas, volcanes (alguno activo de 1.937 m. de altura), picos puntiagudos, miles de serpientes que silban constantemente, mangostas por doquier, pájaros de muchas especies…en fin: un verdadero placer para el amante de la naturaleza.

Con vehículo y chofer local me adentré en zonas casi selváticas, acercándome al volcán Pelee y disfrutando del paso sobre ríos que atraviesan la selva, de la visita a los picos Pitons du Carbet, y de los pueblos de Balata, Le Morne Rouge, St. Pierre, Belle Fontaine, etc. Bellísima vegetación: verde, exuberante, densa y húmeda.