Antigua 10

Abril de 2010

Esta es mi tercera visita. La primera vez fue en el 91 y la segunda en el año 1999 de camino hacia la isla de Montserrat, entonces casi destrozada por un volcán en erupción. En las tres ocasiones me perdí la asistencia a la famosa regata “Clásica de Antigua”.

Antigua sigue siendo una isla bastante seca pero con muchas playas, (ellos dicen tener 365, una para cada día). El clima del Caribe no es nada homogéneo: puede llover muchísimo en una isla mientras que la de al lado puede ser seca. En el caso de ésta, la parte alta de los montes es muy seca y en las laderas solamente crecen matorrales y bananos. Los únicos árboles que se ven son mangos o alguna palmera que otra. El campo está muy dejado, al igual que los jardines de sus casas o cabañas caribeñas las que, por supuesto, jamás pintan. Hay algo realmente espectacular: el color de las aguas del mar. Azul claro, azul turquesa, verde, verde esmeralda…etc.

Pero si pude, mientras le daba una vuelta a la isla, ver un par de clubs de Vela, desde los que sale la famosa “Regata Clásica de Antigua”, llenos de preciosos y envidiables barcos de vela muy cuidados y de dimensiones considerables.

En la isla se sigue viendo el deterioro que proviene de la falta de mantenimiento: ni de los coches, ni de las casas, ni de las carreteras, ni de los colegios, ni de las iglesias. Bastaría con un poco de pintura…pero nada, no hay forma. Así que todo va tomando un aire decrépito.

Las gentes parecen honestas aunque son muy serios y sin mucho sentido del humor. Casi toda la población es negra y, en la actualidad, andan rondando los 80 mil habitantes. Lo que más se observa por sus carreteras son las plantaciones de piña tropical; por el contrario su famosa caña de azúcar casi ha desaparecido y deben importar el ron, pues la gente joven no quiere estar en el campo.

Siguen ofreciendo su langosta barata pero es tan mala que mejor no caer en la tentación.