Macedonia-Kosovo 00

Junio de 2000

Volé a SKOPIE, capital de la nueva nación, en un diminuto avión de hélice, desde Atenas. Durante el vuelo pasamos muy cerca del monte Olimpo. Apenas somos una docena de pasajeros. Las relaciones entre Macedonia y Grecia casi no existen. Ésta no acaba de reconocerla pues la acusa de utilizar el nombre de la Macedonia Griega. De momento los griegos odian a Macedonia y no quieren ni oír hablar de ella.

Llegamos a la capital dentro de una gran calima que nos impedía ver bien el suelo. Ésta tiene unos 400.000 habitantes y el país se acerca a los 2 millones. Su superficie equivale a la de Euskadi. La unidad monetaria es el dinar, dinero o divisa que ninguno de sus vecinos acepta, pues no tiene valor internacional. Lo que la gente te pide siempre son dólares o marcos alemanes. Me recordaban a BOSNIA-HERZEGOVINA cuando estuve el pasado año.

En 1998 Macedonia ayudó a la OTAN en la operación militar contra Serbia o Yugoslavia para detener la masacre que se hacía en KOSOVO. Unos 300.000 refugiados kosovares entraron en Macedonia donde, ni el gobierno ni la gente los quería. Los macedonios nunca han querido a los albaneses y por tanto no quieren nada con los albano-kosovares. Ésta ya tenía una minoría albanesa de un 20% que no han dado al país más que problemas.

Muy montañosa, como ocurre con todos los países balcánicos, sólo tiene un extenso valle, llamado Vardar, y su clima es caluroso en verano y muy frío en invierno. La esperanza de vida para los hombres es de 70 años y para las mujeres de 75. Puede que más que a una medicina avanzada, se deba a la altura en la que viven y a que no fuman.

La población está constituida por un 70% de macedonios, un 20% de albanos y algunos turcos, rumanos y serbios. El idioma que hablan es el macedonio aunque los albaneses hablan, también, el albanés. En cuanto a la religión un 60% son ortodoxos y un 40% musulmanes. El producto interior bruto ronda los 1.500 US$ y el paro, que ha mejorado últimamente debido a la actividad de la guerra, ronda el 20%. La hostilidad de Grecia no les ayuda a despegar económicamente.

Cultivan mucho trigo, maíz, algodón, azúcar de remolacha y tabaco. Éste último se exporta casi en su totalidad. Algo relevante es la amplia producción de marihuana la cual, la mafia albanesa se encarga de entrar en Kosovo. La gran producción de lignito les da una gran autonomía energética, pues lo emplean para sus centrales térmicas. También tienen un poco de cromo, magnesio y plomo. La industria, en general, está un poco obsoleta.

La capital, atravesada por el amplio río Vardar, está edificada a lo largo y sobre ambas márgenes del mismo. Creo que conté 6 puentes, los cuales unen ambas orillas. Abundan las mezquitas e iglesias y el río da a la ciudad una cierta importancia. La hace más pintoresca. Por supuesto tanto la ciudad como el resto del país están más limpios que Grecia y mil veces mejor que Albania. Todo funciona bastante bien y parece haber orden y control, salvo las mafias albanesas que están por todas partes.

Encontré a 2 militares españoles que habían llegado a Macedonia para una reunión sobre Kosovo. Cuando les conocí les dije que al día siguiente me iba a éste país y no se lo podían creer. Ni ellos mismos tenían pensado entrar en él. Conseguí alquilar un pequeño HYANDAI-ATOS con el que entré en Kosovo. No fue muy barato, y lo comprendo, por temor a que desapareciera el coche o yo, o ambos.

Es un país verde y muy montañoso. Mucho más verde que Albania y muchísimo más que la desértica Grecia. Dispone de frondosos bosques y de una agradable orografía. La bruma, presente en esta época del año, aparece a partir de las 10 de la mañana por lo que las fotografías paisajísticas no me salieron muy nítidas. Igual me ocurrió, durante este viaje, en Kosovo y Albania.

Las carreteras son muy buenas y tienen muchos tramos de autopista. Los coches privados, pero para uso de la gente de la KFOR, no llevan matrícula. En su hueco figura en azul: KFOR. Cuando las autopistas llegan a las montañas aprovechan la vieja carretera existente en una dirección y construyen otra pequeña para la otra. Todavía se ven circulando SEAT 600 o FIAT 600.

Posiblemente la Fiat les vendió las matrices para fabricar esos coches en los tiempos de la antigua Yugoslavia. Por las carreteras se atraviesan grandes bosques de hayas y robles, así como grandes campos de vid, de regadío, que cultivan en parrales, y de cuyas uvas sacan un vino bastante aceptable. Otra cosa que se ve por las carreteras son tortugas, cientos de ellas, que hay que evitar continuamente. Las autopistas tienen preciosas adelfas.

En general no se ven muchos pueblos. Se ven, más bien, pequeñas ciudades. El nivel de vida es 100 veces superior al de Albania. El norte es aún más verde que el sur, y llueve menos al acercarse a la seca Grecia. Los macedonios fueron muy amables conmigo y siempre quisieron ayudarme.

Tuve un conductor mafioso, que me llevó hasta la frontera con Grecia, capaz de vender a su madre y ni siquiera por un buen precio. Iba a 160 Km. /h. por carreteras en obras y además hablando y gesticulando con su teléfono móvil. Me llevaba asustado.

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Recorriendo la ciudad y observando a las gentes se da uno cuenta de lo difícil que debe resultar gobernarlos: ortodoxos y musulmanes... macedonios, albanos, turcos, etc. Tiene que ser muy difícil legislar por igual para tenerlos a todos contentos. Se ven chicas monísimas vestidas con una especie de abrigo, en un junio calurosísimo, y con un pañuelo, fular, cubriendo también su cabeza. Se trata de chicas musulmanas. Al lado otras: minifalda, camiseta apretada y corta, enseñando el ombligo...las católicas (menos ortodoxas)... ¿qué harán los chicos? Quizás quieran ligar con unas pero, al final, casarse con las otras... me imagino que estas cosas crean mundos totalmente diferentes.

La comida no ha tenido nada de especial: la ensalada de Macedonia, que es una ensalada con queso parecida a la turca y a la griega; las truchas criadas en los muchísimos lagos que tienen, a la plancha; algunas tortillas de tipo árabe: envuelven atún o algo similar con una pasta fina y lo meten al horno por unos minutos... etc.

Finalmente dejé este agradable país, por tierra, a través de la frontera con Grecia. La salida de Macedonia y la entrada en Grecia fue sencilla y rápida. Creo que volveré.