Mongolia 98

EL VIAJE: OCTAVO DÍA

Desde temprana hora, comenzamos a patear la ciudad dándonos una buena paliza bajo los rayos de un caluroso sol. Llevamos unas postales a correos y yo aproveché para comprarme unas monedas de curso legal.

Después, al mediodía, fuimos al aeropuerto, cerca de la ciudad, para volar a Beijing. Por el camino paramos por una verde explanada donde se celebraban las competiciones de caballos, lucha y arco, precisamente el día 11 de julio, coincidiendo con su fiesta nacional.

Pudimos constatar que salvo las cuatro calles o avenidas principales, el resto de los barrios de la ciudad están compuestos por millones de Gers, como si fuera el campo. Siempre es mejor un Ger que el horrible chabolismo que tenemos en los países occidentales.

Adiós Mongolia, volveremos.