Nicaragua 85

Noviembre de 1985

Nicaragua tiene una superficie que se aproxima al tercio de la de España y una población de 2,7 millones de habitantes. Un tercio de su superficie no está prácticamente habitada por ser zona muy montañosa y con malos accesos (zona central);otro tercio corresponde a la zona del Atlántico con una población Misquita muy reducida por Km2 y por último el tercio restante, zona del Pacífico, es la zona ­más poblada donde habita el 80 % de la población y donde se encuentran las ciudades de: Managua, Granada y León.

El primer día de mi estancia conocí casualmente a Luis Esteban militar a nivel similar a coronel en España que me llevó con él 3 días a las zonas, retaguardia de la contienda, de Jinotega y Matagalpa.

Hice amistad con el secretario de la Embajada Italiana; conocí a Tomás ­Borge, Ministro del Interior, cafetaleros, "cafetas", como Carlos Cantarero, periodistas americanos, militares masculinos y femeninos, etc.

He visitado Granada, León, Matagalpa, Jinotega, Masaya, y la zona atlántica.

Todo en Nicaragua es extremadamente barato. Por ejemplo, una cena de langosta 160 ptas. (0,96€), un taxi al aeropuerto 15 ptas. (0.09€), un periódico 2 ptas. (0,01€), el autobús 0,50 ptas. (0,003€), etc.

Plazas, calles, hospitales etc., llevan nombre de revolucionarios. La capital Managua es una ciudad sin atractivo alguno. Sin centro, ni zona monumental, sin zona comercial, etc. Todo ello fue destruido durante el seísmo de 1972.

El único periódico liberal es "La Prensa". Los otros dos periódicos son del partido (La Trinchera y el Nuevo Diario). Casi el 60 % de la población ­trabaja para el estado o en empresas paraestatales.

En los autobuses se vende pollo, lotería, queso, gallopinto, tortillas, etc. Curiosamente la Coca Cola se vende en bolsas de plástico llenas de hielo. Los soldados no quieren ser fotografiados por miedo a los "contra". La gente tiene cartilla de racionamiento.

El país está en Estado de Guerra. Toda la gente joven está en el ejército. La barrera que hace el ejército frente a la frontera con Honduras no impide el paso de contrarrevolucionarios “contras", que son mercenarios pagados ­por USA y que dan golpes de mano (guerra de guerrillas) al ejército regular sandinista.

Conviví unos días en la retaguardia, ayudando en la construcción de casetas-vivienda, y fui testigo de la gran ilusión y unión del pueblo: estudiantes, campesinos, chicos de "familias bien", etc, todos unidos en esta revolución la que, al igual que las de Pancho Villa y Zapata, arrancan desde abajo y van levantando, de forma piramidal, todo un pueblo harto de la corrupción del dictador y sus secuaces. Fue algo emocionante. Es de lamentar que todo este esfuerzo no haya, al final, servido de mucho pues la presión militar y política de los americanos dio al traste con este movimiento sandinista tan ejemplarizante para toda Latinoamérica.