Expedición-Parte I
Expedición-Parte I
La primera de las islas que visitamos fue: SAWA-I-LAU perteneciente al archipiélago de YASAWA (Fiyi) compuesto éste por cientos de pequeñas islas. Hace ya una veintena de años estuve por aquí recorriéndolas en un barco de vela, deteniéndome en una de ellas, paradisíaca, en la que se había filmado una película titulada: “blue lagoon.” La tal isla SAWA-I-LAU no tenía más allá de un kilómetro de longitud, con una población de unos 200 habitantes. Palmeras de cocos, playas, coral, etc.…un paraíso. Fuimos recibidos por el jefe de la tribu, a quien entregamos una bolsa llena de bolígrafos, lápices de colores, libretas, condones, etc. Esta comunidad es matriarcal; de hecho el jefe de la tribu era una mujer. Nos bailaron un poco e hicieron el rito del KAVA (bebida hecha de tapioca que no tiene alcohol pero que “coloca” un poco).
Cuando se habla con los nativos debe uno ponerse a su altura; así que si están sentados o de rodillas tú debes ponerte en esa posición. Viven de la pesca y del pequeño huerto que tienen detrás de la casa. Ellos son muy indolentes y parecen formar “la plantilla del paro”. Viven todos juntos, en comunidad. Los niños son cuidados por todos. De hecho, la palabra hermano quiere decir también primo. Lo mismo ocurre con la palabra tío, que quiere decir también sobrino. Los niños son muy independientes y autosuficientes; como andan solos por la isla pueden ser reprendidos por cualquier adulto. Hay muchos hijos de madres solteras.
A continuación, el barco de la expedición se detuvo en la isla de AMBRYM (Vanuatu), de unos 3 Km., en la que tuvimos un especial recibimiento con bailes y música. El volcán de la isla estaba activo y en la oscuridad de la noche lo veía en acción a través del ojo de buey de mi camarote. La aldea-capital estaba justamente al pié del volcán, lo que me pareció una temeridad.
A la mañana siguiente, 6 de mayo, visitamos la parte sur de la isla de PENTECOSTÉS, un pueblecito llamado WANUR donde, tras una cordial bienvenida y entrega de nuestros regalos, nos llevaron a la ladera de una montaña a cuyo pié habían construido, con troncos muy delgados, una torre de unos 33 m de altura desde la que se lanzaban, atados con lianas por los pies y haciendo “puenting”, sin tener debajo ni agua, ni ramas: simplemente, el suelo. Al parecer ya se habían registrado varias muertes.
Procedieron al rito de saltar, lo que hicieron repetidas veces y siempre precedidos por los cánticos “protectores”, dirigidos a los dioses, del resto de la tribu, que se ubicaba justo al pié y detrás de la mencionada torre. Sólo los “hombres-guerreros” cantaban. Por supuestos todos ellos, incluidos los saltadores iban desnudos, salvo un “tapa-pito”…según muestran las fotografías del reportaje.
En uno de los saltos el saltador tuvo un mal “aterrizaje” y el tapa-pito se fue a hacer puñetas, lo que produjo la risa de los expedicionarios…sus compañeros se apresuraron a taparle. Se produjeron alrededor de una docena de saltos. Había estado anteriormente en cientos de islas pobladas exclusivamente por negros pero nunca en ninguna en la que los negros de pelo rubio, albinos, supusieran el 30% de la población.
La vegetación de las islas mencionadas anteriormente era exuberante: frangipanis, flamboyanes, almendros tropicales, árboles del pan, árboles de cebollas rojas y blancas, pándanos, etc. Los nativos nos regalaban en los recibimientos: flores, guirnaldas, yam (tubérculo con unas cien variantes, parecido al taro pero de sabor dulce, como si fuera patada o boniato) etc.
El 7 de mayo nos detuvimos frente a la isla de LOH (del grupo de las Torres) en Vanuatu. Podía tener 5 Km. de longitud por 2 de ancho y podrían vivir en ella unas 500 personas. Tuvimos un recibimiento muy caluroso pues hacía un año que no había pasado por allí barco alguno. Repitieron sus bailes hasta la saciedad y nos dieron cocos, carne de cangrejo gigante (este tipo de cangrejo parte cocos con sus pinzas) papaya, etc. Estaban muy contentos de recibirnos. Por la tarde estuve haciendo snokling por zonas de coral. El paseo alrededor y atravesando zonas de vegetación fue muy interesante.
Abundaban los almendros tropicales, árboles de cebollas y los natoas (árboles que viven de 100 a 200 años). Tienen preciosas playas de arenas blancas y las aguas toman unos tonos azulados preciosos. Viven en cabañas pequeñas que utilizan solo para dormir en la que caben, fácilmente, una veintena de miembros. La vida se hace siempre en el exterior de la cabaña, donde suelen tener unos bancos. El día fue soleado y caluroso. En esta isla los niños rubios son casi albinos.
Navegamos 2 días, sin apenas detenernos, para llegar hasta las primeras islas de Papúa Nueva Guinea. El 10 de mayo anclamos entre las de MISINA, PUNAWAN y DUPERRE, atolones con el más delicado y cuidado coral que jamás había visto: un verdadero placer. De dimensiones unos 500 por 150 metros, están rodeadas de unas playas preciosas y, al entrar en el agua, aparece el coral de inmediato. Aunque no vive gente de forma permanente encontramos embarcaciones de KULA (outrigger) equipadas con velas latinas de color azul que utilizaban pescadores los que, por una propina, te dejaban dar una vuelta. Las barcas disponen de una barra lateral (tronco de bambú) que les da una mayor estabilidad. Pasé varias horas buceando en el coral y di una vuelta alrededor de una de las islas. Un día maravilloso.