Fiyi 96
Octubre de 1996
En esta ocasión mi estancia en Fiyi fue breve, solamente 3 días, pues no era el objetivo de mi viaje. Paso por la capital Nadi, que sigue siendo tan horrible y tan llena de tiendas baratas de los hindúes. En sus puertas siempre hay un pesado vendedor que se empeña en que pases dentro a echar un vistazo.
La situación política continúa prácticamente igual que en el 89, mi anterior visita. La simpatía, amabilidad y hospitalidad demostrada continuamente por los nativos autóctonos fijianos, contrasta con la antipatía, frialdad y continuo intento de timo por parte de los hindúes.
Además, ¡qué caray! los fiyianos son guapos y los hindúes feos (cometemos siempre el error de llamar hindúes a los indios de la Unión India; claro que, quizás, deberíamos llamarles indostaníes, indios, etc. ya que no todos son de religión hindú).
Viti Levu, que quiere decir: la isla grande, sólo tiene una zona atractiva y que es la costa de coral; el resto de la isla no vale mucho. La última vez que estuve aquí, además de navegar por las preciosas islas pequeñas, estuve en la mencionada costa de coral que es muy bonita.
Esta vez mi visita ha coincidido con la recogida de la caña de azúcar y ello ha hecho que viera una gran actividad de camiones y trenes que se dirigían a las fábricas de azúcar para hacer la melaza.
No tardaré en regresar a Fiyi ya que está en el medio de esta zona del Pacífico que todavía quiero seguir visitando.
He pasado la mayor parte de mi corta visita a Fiyi en una tranquila zona turística pues tenía que descansar del apretado viaje que acababa de hacer por una serie de islas de esta parte del Pacífico. Tras este descanso tuve que emprender el largo viaje de regreso a España.
He pasado la mayor parte de mi corta visita a Fiyi en una tranquila zona turística pues tenía que descansar del apretado viaje que acababa de hacer por una serie de islas de esta parte del Pacífico. Tras este descanso tuve que emprender el largo viaje de regreso a España.