Reunión (la) 99
Octubre de 1999
La isla Reunión es un Departamento de Ultramar francés, representado en la Asamblea Nacional de Francia. La última vez que estuve aquí fue en Agosto de 1990 y recuerdo que no dejó de llover en toda mi estancia. Ya entonces los franceses y los nativos de aquí eran mucho más amables que los de la Francia continental que son, habitualmente, poco amables y arrogantes. (Creo que estoy pensando en los parisinos).
La comida es, sin lugar a dudas, la mejor de todas las que recuerdo del Índico, incluida la de la India que nunca me ha gustado. Aquí se come: buen pan, buena leche, buena mantequilla, buenas verduras y ensaladas y buen pescado. La limpieza de los hoteles y restaurantes es muy aceptable. El nivel de vida es bastante alto. Nada resulta más barato que en España.
La isla, como decía en mi memoria del año 1990, tiene muy pocas zonas de vegetación tropical. Curiosamente las gentes pudientes de aquí pasan sus vacaciones en Isla Mauricio. La superficie es algo superior a la mitad de Mallorca. Su población es de unos 600.000 habitantes pero con un 20% de analfabetismo; un 30% de ellos son africanos inmigrantes y el 70% restante son descendientes de europeos. La capital St. Denis, tiene unos 150.000 habitantes. Aunque el idioma oficial sea el francés, se habla mucho el dialecto criollo francés.
En cuanto a recursos económicos mencionaría la agricultura: exportan vainilla, azúcar e ylang-ylang, ganado vacuno y ovino, pesca y ron.
La isla es tremendamente montañosa. Cuatro días he necesitado, de sol a sol, para recorrerla y ha resultado ser una “experiencia” que no pude tener en mi última visita debido al mal tiempo. Las montañas, que prácticamente llegan al mar son, en ocasiones, de roca volcánica con poca vegetación; en otras están cubiertas de una vegetación tropical en la que abundan los bananos, los mangos, las azaleas, las calas etc. La orografía es indescriptible. Abundan los cañones entre altísimas montañas o, más bien, volcanes. Hay enormes calderas en cuyo interior hay pueblos pues se trata de volcanes extinguidos.
Cada día de las 7 a las 11 h aprovechaba para viajar por cotas superiores a los 1.500 metros. A partir de esa hora las nubes invadían esas zonas altas y, entonces, descendía al llano para recorrer los feos pueblos de la costa, con sus playas de arena negra. Estas poblaciones, aunque tienen algo de turismo local, son sucias y sin luz en las calles y sus hoteles son cutres. He tenido que dormir en pensiones y hotelitos de montaña sin comodidad alguna salvo en uno de ellos, en Celaos, en donde como no había habitaciones me dieron una suite monísima.
El tráfico en las carreteras de la isla es muy intenso, al igual que en las carreteritas y puertos de montaña. Son muy peligrosas y llenas de curvas y pendientes pero, por otra parte, muy pintorescas. Alquilé, durante los días de mi estancia, un Peugeot 106, pequeñísimo pero suficiente, que funcionó muy bien. Dentro del grupo de mano de obra africana me ha parecido ver muchos malgaches.
Hay dos zonas montañoso-volcánicas de grandes dimensiones. Una, que ocupa la parte norte y centro de la isla y otra que ocupa la parte Sur. En medio hay una zona llana por donde pude atravesar la isla de Este a Oeste. He pasado unos días muy agradables y he visto la parte montañosa que no había podido ver en mi visita anterior. He visitado, detenidamente, las calderas de los volcanes de la zona de SALAZIE, CILAOS, BOSQUE DE BEBOUR, COLL DE BELLEVUE, etc.