Sevilla-Expo 92
En un principio no era mi intención incluir en “sabinoelviajero.com” los pequeños viajes hechos por España y por los países europeos más conocidos, dado que estos están a la altura de cualquier viajero. Me decidió, el hecho de pensar que alguna fotografía pudiera ser un documento de interés para algún seguidor de la web.
Junio de 1992
Más que una Exposición Universal parece la feria de Sevilla o la feria de Andalucía. Llena, "hasta la bandera”, de sevillanos y, en general, de andaluces, difícilmente se tropieza uno con alguien que hable inglés o francés o simplemente castellano a palo seco. Estimo que solo una persona de cada 200 que visitan la "Expo" no es andaluza. Así estamos. Todo ello es fácil de comprender cuando uno se entera de que tienen un bono de temporada que les permite ir el día que quieran, que también tienen el día azul, el día de la familia, etc. etc.
La verdad es que ellos sirven para "llenar" y ayudan a que la estadística hable de “millones” de visitantes, aunque sean siempre los mismos los que entran todos los días. En cualquier caso hay que reconocer que son gente muy educada, simpática y hospitalaria. Son, quizás, los españoles más españoles de hoy en día y además: ¡No solo han de servir para animar a la Selección Nacional de Fútbol!
Pero el problema está en que las colas para poder entrar en los pabellones son interminables… y al sol de Andalucía. Afortunadamente el interés de mi visita radicaba, principalmente, en el conjunto arquitectónico y, por otra parte, en los pabellones, los puentes, funiculares, trenes, encauzamiento del Guadalquivir, puerto fluvial, etc. etc.
Pude alquilar un pequeño cochecito eléctrico, con su correspondiente sombrilla, que me permitió recorrer, sin agotarme, palmo a palmo el recinto de la feria. Realmente la visita fue muy positiva (como dicen los políticos) y hay muchísimas cosas de interés que ver.
Desde los puentes del Alamillo, la Cartuja, la Barqueta etc., pasando por el Palenque, la Puerta Itálica, la Avenida de Europa etc., todo ello es un verdadero esplendor de ingeniería civil moderna. Además hay otras obras, no menos singulares, como el tren mono-raíl, el funicular, las obras fluviales o el Monasterio de Sta. María de Las Cuevas.
También hay que destacar pabellones como el de Hungría, totalmente en madera, el de España, el Auditorio, el Lago de España, La Cartuja o la refrigeración del ambiente, formada por kilómetros de cortinas de agua, fuentes, chorros y árboles-spray de agua pulverizada, o por qué no: las Carabelas, el puerto del Guadalquivir y el Discovery de la NASA. En fin, una maravilla.
A última hora de la noche, y sin colas, pude visitar el pabellón de España, con una maravillosa colección de pinturas que no había visto en museos anteriormente, el pabellón de Asturias, el de Baleares y el de Nueva Zelanda.
En fin, toda la visita a la “EPO” me pareció muy interesante y que junto con las muestras de alta tecnología en electrónica, informática, cine y televisión no cabe duda que conforman una obligada visita que no hay que dejar pasar.