4 día-Por fin la Antártida-05.12.99

Hoy es domingo. ¡Qué más da!Hemos pasado una noche horrible. Varias veces estuve a punto de caerme de la litera; como en mi cabina hay dos he ido cambiando, de una a otra, para ver cual era la más segura. Por fin llegó la mañana y, finalmente, anclamos en la ANTÁRTIDA. El lugar era precioso. Mi amiguete del puente me dijo que el sol había salido a las 3 de la mañana y, al parecer, me perdí una preciosa salida, pero a esas horas no estaba para ver amaneceres.

El sol ha brillado casi todo el día. A las 23,30 h se ocultaba. La jornada ha sido interesante: he visitado las islas de CUVERVILLE y RONGE. Ambas fueron descubiertas durante la expedición belga de 1899. Bajé y caminé por las islas en las que había colonias de pingüinos GENTOO y algún que otro CHINSTRAP. Por la tarde estuve, con la zódiac, en la BAHÍA PARAÍSO, uno de los lugares más bonitos de la PENÍNSULA ANTÁRTICA.

Visité una estación argentina, la del Almirante BROWN, y otra chilena, la de GONZÁLEZ- VIDELA. Recorrí el pie de varios glaciares en los que, el hielo, ofrecía unos dibujos y unas tonalidades increíbles. Pisé la TIERRA DE O'HIGGINS. Además he visto cormoranes y algunos otros pájaros cuyo nombre desconozco en castellano. Voy marcando los que veo en una lista "pajaril" que tengo. Al parecer hay 18 clases de pingüinos en el mundo, de los que sólo 6 viven en la ANTÁRTIDA. En estos días hay por aquí muchas colonias en las que los pingüinos están incubando.

A las 21 hrs., y después de que el capitán atracará el barco metiéndolo en una capa de hielo de 60 cm. para que no se moviera (con lo que no se necesitó tirar el ancla), saltamos a tierra para visitar una base británica, medio abandonada, llamada PORT LOCKROY, en la isla WIENCKE y en la isla GOUDIER. El paraje nevado era impresionante. La escasa luz no me permitió hacer fotografías. ¡Qué belleza! Había una gran colonia de pingüinos GENTOO incubando como fieras. Fue una pena que la maravillosa y soleada mañana acabase con una tarde gris, cubierta y con tormenta de nieve. Como pude comprobar, a lo largo del viaje, el tiempo por aquí es tremendamente cambiante. Volvimos al barco 2 horas después, con un frío extremo. Eran casi las 23 hrs. El día había sido muy grato.

Como norma, antes de que los pasajeros bajaran a tierra, personal especializado desembarcaba con el fin de inspeccionar y ver si podía haber algún peligro. En este último caso había zonas de nieve-hielo que se hundían al pasar. Cinco minutos en esas aguas heladas puede ser mortal. Alguien del grupo se hundió y por poco pierde la vida. Nunca hemos atracado en tierra firme a lo largo de todo el viaje; siempre se tira el ancla frente a la costa o en una bahía y, a continuación, se baja con zódiacs.

Hoy he visto algo inaudito: a unos 500 m de la orilla, hacia el interior del hielo continental, había un barco de vela empotrado en la nieve. El patrón vivía solo en su barco, de unos 35 pies, y esperaba a febrero a que se derritiera el hielo en el que estaba incrustado. Charlé con él un rato. Era un tipo australiano, borrachín y extravagante, que me hizo reír contándome sus peripecias. Le llevé a bordo y tomamos unas copas.