Honduras 97

Diciembre de 1997

La salida internacional del aeropuerto de Barajas (Terminal 1) está más cutre que los cines de pueblo con los asientos de madera. ¡Qué horrible! El avión de Iberia a Miami llevaba los asientos tan justos que te quedabas apretado con las piernas clavadas al asiento delantero. Cuando llega, diariamente, a Miami, varios aviones DC9, antiguos y pequeños, distribuyen a los pasajeros por distintos puntos del Caribe y de Centroamérica. Además, los miembros de la tripulación, todos de pelo blanco, hace tiempo que deberían haberse jubilado. En ocasiones, Iberia ofrece un aspecto deplorable tratándose de una compañía europea.

Accedí a Honduras desde Guatemala país éste, en el que pude constatar una sensible mejora con relación a mi última visita, allá por el año 1993. En la actualidad, Guatemala, ha mejorado su renta per cápita que ha pasado a 1.000 $ USA por habitante, el turismo se ha duplicado y la población agrícola se ha reducido. Tiene unos 11 millones de habitantes, lo que supone demasiados para un pa­ís con una superficie equivalente a 1/5 de la de España y que está subdesa­rrollado. Continúa con sus típicas exportaciones de café, plátanos y caña de azúcar. En estos últimos meses parece ser que han encontrado algo de petróleo.

Pasé la frontera con Honduras a través de polvorientas carreteras de tierras, especie de pistas de obra, lo que resultó una verda­dera pesadilla y un cachondeo, por lo que respecta a la burocracia tercermundista: una familia se encargaba de la frontera. Cuando, finalmente, la familia te sellaba el pasaporte, tras haber rellenado múl­tiples impresos, una niña de unos 8 años te levantaba la barrera pa­ra que pudieras pasar tú y tu coche. Por supuesto no entras en el pa­ís sin la previa mordida de 40 lempiras. Entras en el país y... más tierra y más polvo. Honduras es el doble de pobre que Guatemala. Me adentré en el país y visité COPÁN, antigua ciudad maya.

Las ruinas mayas de COPÁN son una maravilla. Delicadas y con preciosas esculturas (estelas) de gran calidad que no se ven en otras ruinas mayas de Guatemala, Belice o México. Se trata de un poblado de gran exquisitez arquitectónica y situado en el medio de un frondoso bosque de gigantescos árboles, que me recordaba los templos de Bangor de Cambodia pues allí, también, los árboles se entrelazan con las ruinas formando un solo cuerpo. Hay millones de mosquitos.

Honduras, independiente desde 1822, no ha hecho más que dar tropiezos en manos de oportunistas, como el caso de los EEUU que les utilizó para, desde aquí, luchar contra la guerrilla sandinista de Nicaragua. Pobres y con un analfabetismo de un 35% y una mortalidad infantil del 0.7%, de poco les vale la entrada de unos 200 turistas diarios que les traen algunas divisas. Su población de unos 5 millones de habitantes, está compuesta en un 90 % por mestizos.

Exportan: coco, bananas, café, tabaco y caña de azúcar, todo e­llo típico de esta región Centroamericana. La renta per cápita ronda los 600 $ USA, muy baja, la mitad de la de Guatemala y la cuarta parte de la de Costa Rica. Las gentes son buenas, humildes y serviciales, además de hospitalarias. El país es muy montañoso y tropical, con una vegetación frondosa. Desde San Pablo de Sula, ciudad sin gran valor, hasta Tegucigalpa la carretera está asfaltada. En el resto del país las carreteras son simples pistas de tierra. Lo mismo ocurre con algunas calles de la capital en la que no hay mucho asfalto, ni bordillo, ni aceras; lo que más abundan son las chabolas con techo de ura­lita.

Tegucigalpa se parece mucho a Guatemala capital: cutre, en general, calles estrechas y una arquitectura sin interés alguno. Curiosamente, el pequeño aeropuerto de Sula ha sido copiado del nuevo de Palma, en lo que a columnas y ventanas triangulares se refiere. Parece que alguien se limitó a copiar el proyecto, ya que lo construyó una empresa española y lo proyectó un arquitecto español.

La moneda nacional, el Lempira, no tiene valor alguno fuera de Honduras, ni siquiera en los países vecinos. La compañía aérea que opera por la Zona es la TACA, que tiene aviones más modernos que Iberia. Honduras es un país peligroso pues hay muchas bandas que operan tanto por las ciudades como por las carreteras, por lo que la gente no se atreve a salir o conducir de noche. La policía te para frecuentemente y te pregunta si llevas armas.


Durante estos meses de verano, para nosotros invierno, en Honduras hay una plaga de mosquitos, llamados "zancudos", que propagan el "dengue" de cuya enfermedad hay unos 15.000 afectados. Tras dos o tres días de haberte picado te aparecen unos terribles dolores de cabeza y, posteriormente, comienzan las diarreas con sangre. Puede ser mortal y resulta ser una especie de malaria del tipo vivax.

La fruta mas agradable que tienen es la piña tropical que es blanca completamente y deliciosa de sabor. Por el contrario, la papaya y la sandía son bastante malas. Recorriendo el país se ven muchos zopilotes, que son unos buitres negros típicos de esta zona de Centroamérica. Como árboles se ven muchos granados, tamarindos, árboles con manzanas de rata, que no son comestibles, campos de café, de piña tropical, de espinacas, de melones, etc. Al recorrer el país te fijas que todos los hondureños, incluidos los niños, llevan su sombrero típico, su machete y su camisa rota y polvorienta.