Miami 18
Mayo de 2018
EE.UU.
Han sido muchas las veces que he pasado por este soleado lugar; alguna vez por trabajo, otras veces camino del Caribe y otras para quedarme y disfrutar del agradable ambiente y clima que caracteriza este rincón de Florida. Por supuesto nunca en verano pues su calor es atroz. Es una especie de Benidorm de clase alta al que acuden los americanos del norte huyendo de los fríos inviernos y también convirtiéndolo en lugar de reposo de gente mayor pudiente. Así que abundan las residencias de ancianos que consisten en grandes edificios de apartamentos, comprados por cada uno de ellos y dotados de servicios para mayores, al igual que de médico, portero y un cierto servicio de habitaciones. Todo muy confortable y muy caro. Los mencionados apartamentos se recompran, se alquilan, etc. Todo un negocio bien montado para los jubilados.
Por cierto, en esta ocasión, cuando entré en el país por el aeropuerto de Miami, me dijeron que tenía que solicitar visado por el hecho de haber estado anteriormente en Irán, su país enemigo número uno. No había vuelto desde febrero de 2013, mes más adecuado que mayo, pues en estos días las temperaturas se acercan a los 30 grados además de su considerable humedad; claro que también he de decir que los vientos alisios constantes hacen más agradable esas altas temperaturas. Al igual que otras veces me alojé en el Distrito Art Déco y, dicho de otra forma: Miami Beach South, la parte sur de su gigantesca playa. Así que mi hotel estaba justo enfrente de esa conocida playa de kilómetros y kilómetros de longitud.
El Downtown sigue con mucha actividad y su edificación es la típica de las ciudades americanas y en cuanto a la primera línea del mar sigue habiendo cada vez más hoteles y la playa que, al ser tan extensa, parece casi vacía. En cuanto al viejo distrito de Little Habana sigue decrépito y nadie parece interesado en visitarlo. Sin embargo, el de Coral Gables, con cierto aire español, sigue mejorando y resulta un agradable distrito residencial. Quizás es el de Bayside, zona del puerto deportivo y por tanto lugar de atraque de enormes cruceros, el que más ha progresado por la gran actividad que aportan los viajeros de esos cruceros lo que ha traído consigo muchas tiendas, restaurantes y bares.
Hay un enorme Rock Café. Es el puerto de cruceros más importante del mundo (si no contamos uno gigantesco que tiene China y que jamás podrá ser superado por Occidente). Recorrí varias veces la larga playa de Miami Beach y paseé frecuentemente por la primera línea de mar, la famosa avenida de Ocean Drive, llena de edificaciones con la bella arquitectura Art Déco. Aunque la ciudad de Miami se acerca al medio millón de habitantes, la ciudad de Miami Beach no llega a los ochenta mil.
Volé con Iberia desde Madrid en un Airbus 330-300 con mini ordenador para películas y documentales. Muy mal servicio y muy mala comida. Así es Iberia. Al llegar a Miami, tras más de 9 horas de vuelo, me alojé en un hotel de la cadena Room Mate, en Miami Beach South, situado en la avenida Ocean Drive con arquitectura de los años 30, época del Art Déco y con habitaciones decoradas con ese estilo. Justo frente al mismo, la anchísima playa en la que, a lo largo de la misma y por varios kilómetros de longitud, abundan las típicas cabañas de colores de los socorristas que tanto se ven en las películas, como las de aquella serie de los Vigilantes de la Playa… claro que no están ni la atractiva Pamela ni el guaperas de David. La granulometría de la arena es perfecta pues no contiene apenas polvo y basta con sacudirse un poco para que se despegue completamente del cuerpo.
En la playa se aprecian toda clase de nacionalidades. Hay brisa atlántica constante y miles de pelícanos vuelan continuamente por la orilla del mar buscando algún pez que llevarse al pico. Se ven muchas gaviotas y de vez en cuando, las aves del paraíso o rabijuncos. La gente en la playa habla bajo lo que hace más agradable pasear por ella. Cuando no pasa un barco con una enorme pantalla anunciando productos, lo hace una avioneta remolcando un gran anuncio...
Volví de nuevo al restaurante cubano Puerto Sagua, esquina de la Avenida Collins con la calle 7, adonde acudía en otros viajes por su buena comida, el buen precio y la rapidez del servicio; según dicen ellos mismos, en Miami, la propina debe acercarse al 15%. Uff. Miami Beach es una ciudad independiente de Miami y fue construida artificialmente no siendo por tanto una verdadera isla. El 70% de la población es latina y de ella el 35% es cubana.
El Art Déco, que surgió precisamente durante la gran depresión americana del año 1929, proviene lógicamente de Francia, pero, no es menos cierto que el esplendor de ese arte tiene como capital Miami. Quizás quisieron alegrar un poco su profunda depresión económica…lo cierto es que causó verdadero furor en aquel entonces y son más de 800 edificios los que llevan su estilo estando la mayor y más destacada parte de los mismos entre las calles 5 y 23, visita o recorrido que se puede hacer en un par de horas. Generalmente son edificios de 3 pisos que están pintados utilizando 3 colores pastel nada llamativos y cuya fachada va decorada con 3 tipos de dibujos en relieve: bien flores, bien motivos marinos, y un tercero que, llevan muchos de ellos, es una especie de voladizo sobre cada uno de los pisos y que llama ceja…y algún que otro detalle que no recuerdo…Vaya, tendré que volver…