Sierra Leona 01
Febrero de 2001
Cuando iba a salir del aeropuerto de Conakry, en dirección a Sierra Leona, surgió el primer problema: El Harmatán no permitía una visibilidad mayor de 200 m., con lo cual tuvimos que esperar. Yo acababa de sufrir las desagradables molestias de la Policía guineana, a pesar de ir de padre misionero, y ya estaba deseando partir. Una hora después aclaró y partimos
El avión, con muchos años a la espalda, no estaba muy cuidado. Afortunadamente era un vuelo de solo unos 200 km. La compañía, la WEST-COAST, sólo la conocían en ese tramo, pues no volaba más que entre Guinea Conakry y Freetown, capital de Sierra Leona. Ignoramos el miedo a la guerrilla y a los tiros o cohetes que desde tierra nos pudieran lanzar. Todo fue bien. Llegamos a LUNGI, que es el "Aeropuerto Internacional" de Freetown, (especie de chabola sin pintura) y, tras severísimos controles y explicaciones, el "padre misionero Sabino" pudo subir a un helicóptero, de origen militar, y volar unos 40 km. más, para llegar a Freetown, la capital.
Tomé algo parecido a un taxi y, camino del centro a unos 15 km. de la capital, me detuve a visitar a mis amigos los misioneros Javerianos. Ellos si eran misioneros de verdad. Les entregué turrón y una colonia para la señora que les ayuda en la Misión. Comí con ellos. Me pusieron al corriente de los programas que tenían en marcha. El más interesante es el que tienen para ayudar a los niños de la guerra. Se trata de jóvenes, cuyos padres han sido asesinados, que fueron llevados al interior de la selva por los guerrilleros para hacerlos soldados y tenerlos luchando a su lado y hacerles toda clase de vejaciones y abusos. A los niños que se escapan o que son liberados, estos misioneros se encargan de darles cobijo, cuidados médicos, comida, ropa, etc. Más tarde los chicos se ponen a trabajar pero siguen yendo a dormir a la misión. Son tan niños que da pena verlos tan perdidos y desorientados; es como si ya estuvieran muertos o como si fueran ancianos que han vivido duras experiencias.
Días después, recorriendo la parte menos peligrosa del país, pasé por LAKKA en donde estos misioneros tienen su proyecto de rehabilitación de los niños de la guerra. Vi sus instalaciones y lo que hacían para ayudarlos. Me gustó mucho. El director del programa, con el que charlé, es el español XEMA CABALLERO a quien di saludos de sus compañeros de Bangladesh, con los que había hecho amistad un par de años antes. También comí con el director general de estos misioneros en Sierra Leona, llamado Luis Pérez. A ambos la guerrilla los tuvo secuestrados varios días, asesinando a 4 monjas que estaban con ellos. Me contaron con detalle la horrible tragedia.
La ciudad de Freetown es como una cuadra grande. La gente caga en las calles y están llenas de polvo y de trastos rotos. Sus casas son auténticas barracas que se caen en pedazos. La guerra ha acabado de destrozarlo todo. Los guerrilleros o rebeldes estuvieron en la capital y destrozaron los hoteles (nada especial) que había. Yo tuve que dormir en el único disponible pues aunque había otro mejor estaba tomado por las fuerzas de la ONU. Nunca olvidaré que por una habitación en la que no funcionaba el aparato de aire acondicionado, el retrete o no había luz durante varias horas o agua durante todo el día tenía que pagar 145 US$ lo que equivale a unas 26.000 pts (156 €) día sin desayuno. Pero no había otra cosa así que acepté. Por cierto me pasé 5 días matando enormes cucarachas.
En el campo se ven muchas palmeras cocoteras, ríos, playas de arena blanca, garcetas y cuervos de cuello rojo. Casi nadie sabe una palabra de inglés, aunque es el idioma oficial. Lo que hablan entre ellos es el Krio, que debe de tener origen sudanés.
La guerrilla tuvo Freetown en su poder hasta que las fuerzas de interposición nigerianas (ECOMOG) la expulsaron y repusieron al presidente Cava en el poder. Ahora, esa guerrilla, ocupa en estos momentos la mitad norte del país. Actualmente se negocia una paz, pero en cualquier momento la guerra puede recomenzar.
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La solución puede tardar años. Al parecer el ejército regular ha hecho auténticas masacres también. Mucha gente del gobierno, funcionarios y policías estaban del lado de los rebeldes. Es una especie de guerra civil.
Lo más horrible de todo era estar cruzándome todo el tiempo con gente sin brazos o manos, amputados por la guerrilla o por la Policía estatal. Sierra Leona es un pequeño país, del tamaño de Andalucía, con una población de 5 millones y con un 85 % de la población sumida en una pobreza absoluta: no tienen nada que les pertenezca ni hogar donde vivir. La capital tiene unos 600.000 habitantes. La unidad monetaria es el LEONE y 1.600 de ellos equivalen a 1 US$. Se trata de un país muy montañoso, tropical y con un altiplano que culmina en el monte LOMA de 2.000 m de altura.
Aunque han sido colonia británica hasta su independencia en 1961, conducen por la derecha. No recordaba algo así en África, salvo en Sudáfrica. Tras la independencia tuvieron un golpe militar en el 1997 y se formó la RUF (Frente Revolucionario Unido) que se convirtió en guerrilla y ha luchado contra los gobiernos corruptos. Por otra parte el partido del poder en Liberia ha estado ayudando a esta guerrilla para, a cambio, explotar las minas de diamantes que Sierra Leona tiene junto a su frontera.
La esperanza de vida ronda los 44 años para los hombres y los 50 para las mujeres. Tanto en las calles como en el campo no he conseguido ver gente por encima de estas edades. Entre los grupos étnicos destacados están: los MENDE 35 %, los TEMNE 35%, los LIMBA, KONO, etc. con un 30 %. La religión predominante es la musulmana con un 60%, los animistas con un 30%, y finalmente los cristianos con un 10%.
La renta per cápita anda por los 150 US$ lo que les convierte en uno de los países más pobres de África. Producen: arroz, mijo, maíz, coco, cacao, etc. Como minerales tienen: diamantes, hierro, platino, cromo, bauxita, etc., todo un rico país. ¡Qué pena la maldita corrupción y el comportamiento salvaje de los humanos! El analfabetismo está en el 75%.
Son lentos, indolentes y no funciona ni el teléfono ni el agua ni la electricidad, etc. Tienen bastante pescado y siempre grandes piezas que no caben en un cesto. Yo lo he comido hecho a la africana: le ponen bastante picante, guindilla y tomate, acompañado de arroz para calmar el picor.
El país está lleno de controles militares pues hay la continua “psicosis” de que la guerrilla va a atacar en cualquier momento. Me fotografié junto a unos soldados.
Tengo la sensación de que hay mucha gente haciéndose rica con la guerra. Los precios son altísimos. Hay algunos blancos con tiendas y negocios que parecen estar haciendo su agosto. Por ejemplo para ir al aeropuerto tienes que tomar un helicóptero, de precio caro, si no quieres vértelas con la guerrilla o cruzar la bahía en un cutre ferry, donde seguro te roban. Te cobran por un vuelo de 10 minutos 40 dólares. Volando sobre la densa vegetación y los ríos, te imaginas la belleza de este país tropical. He visto preciosos bosques tropicales o húmedos, vegetación densa y apretada, etc.
Además del dinero que la Policía aeroportuaria trata de “sacarte”, te exigen que, antes de partir, te presentes en la Policía para pedirles un documento en el que conste que estás “limpio" pues si no en el Aeropuerto te detienen y no puedes partir. El edificio, las oficinas, y los funcionarios daban asco, así que no fue un buen trago. Hay que reconocer que salvo en Nigeria, donde todavía no he estado, es preferible cruzar la frontera de un país anglófono antes que la de un francófono. En el primero tratan de sacarte propina o algo de dinero. En el segundo es robo descarado y pueden amenazar tu vida y meterte en la cárcel si te niegas a pagar.
Dejé Sierra Leona para desplazarme a Monrovia (Liberia) en un vuelo de la compañía WEASUA, propiedad de un español y que sólo tiene un avión. “Bien, me jugaré el tipo”, me dije a mí mismo.
Otras cosas curiosas:
a) Por un carrete de fotos o una postal o un simple sello de correos te piden cuatro veces más de lo que pagaríamos en España
b) Ningún alimento lleva fecha de caducidad, ni siquiera el Nescafé que lo importan de Costa de Marfil. Todo es un desbarajuste y nada funciona. Yendo todo tan mal, da miedo subirse a un avión de los suyos.
c) Era muy normal que en el restaurante del hotel se vieran ratas paseando. En una ocasión, estando yo cenando, se apagó la luz durante un minuto. Cuando volvió había una rata encima de una mesa comiendo lo que allí había. Si se iba la luz, ponía los pies en alto pues no quería sentir una rata pasar.
d) Los nativos se bañan con los grifos abiertos que hay en la calle. Ellas se ponen las tetas al aire delante de todo el mundo. Los sábados es el día de las bodas y las calles quedan cerradas por las celebraciones. La contaminación en la ciudad es muy grande pues, además del Harmatán, los coches y motos queman un combustible muy malo que llena las calles de humo.
El último día lo pasé con los Misioneros Javerianos: Luis, Xema y demás italianos. La comida fue muy buena. Mejor que la que comía en el hotel. Hablamos de sus programas con los niños de la guerra, de los abusos a los que son sometidos, del derroche y los sueldazos que cobran los de las fuerzas de la ONU, UNICEF, algunas ONG etc. Les expliqué la vergüenza de la ONU en Kosovo y Bosnia- Herzegovina. También hablamos de los escritores que vinieron a visitarles y vi los libros que publicaron: GERVASIO, LOBO, etc. Yo tengo en casa un libro de ellos.
Les compré caramelos, chocolates, etc. a los negritos que tenían por allí en ese momento. También un cartón de tabaco a Xema.
La salida de Sierra Leona con destino a Monrovia fue muy complicada ya que el helicóptero que me trasladaría al aeropuerto no funcionaba y perdí un día. Después el vuelo se canceló y perdí otro. Finalmente y con 2 billetes de diferentes compañías, pude salir después de una auténtica odisea. Me registraron por si llevaba diamantes. Por cierto, antes de cortarles las manos a los chicos les preguntaban: ¿te gusta más la manga corta o la manga larga? ¿HORRIBLE, VERDAD?
Hasta otra, quizás vuelva.