Gambia 98

Marzo de 1998

GENERALIDADES:

Hacía la friolera de 25 años que deseaba venir a Gambia. Alguien, que por aquel entonces trabajaba allí, me había hablado tan bien de este país que invitaba a visitarlo, como si de un paraíso se tratara. Mi impresión no se ha parecido en nada a la suya.

Entré en este pequeño estado, de superficie equivalente a dos provincias españolas, a través de su cutrísima frontera terrestre con Senegal: mugre, miseria, desorden y corrupción esperaban para recibirme. Con una población de 1 millón de habitantes y un analfabetismo del 75%, sus gentes estarían muy felices de tener un nivel de vida, aunque solo fuera, la mitad del que tiene la India. Tienen turismo y hoteles extranjeros, pero alguien, por el camino, debe de quedarse con todo el dinero que ello produce pues nada llega a la población.

El idioma oficial es el inglés, pero solamente en los hoteles turísticos lo "chapurrean". Normalmente hablan entre ellos el correspondiente a su grupo étnico: Mandinga, Wolof, Fula, etc., todos ellos de origen Bantú, Sudanés, etc. Prácticamente la totalidad de la población es musulmana. La moneda es el Dalasi, que vale unas 18 pesetas. La capital Banjul, de unos 60.000 habitantes, es de las ciudades más sucias y cutres que he visto durante mis viajes por el África negra.

Su agricultura es de subsistencia: mijo, arroz, aceite de palma, mandioca y cacahuete. Este último, del que tienen una gran producción, lo exportan a Europa. Como en toda África hay: cabras, ovejas, y burros. Su único y abandonado puerto está sobre la desembocadura del río Gambia.

Fueron una colonia Británica hasta 1970 y estuvieron durante unos años unidos a Senegal formando Senegambia. En la actualidad tienen un sistema presidencialista "democrático".

Tras pedirme la policía dinero, con la disculpa de que no llevaba el recibo de haber pagado el visado (cosa que jamás nadie me había pedido en ningún país), entré a través de la mierda que invadía todo. Busco un coche, por llamarlo de alguna manera, y recorro unos 100 km. aguas arriba por la ribera derecha del río Gambia.

No consigo ver más que pájaros pequeños. Gambia es un país reconocido como muy "pajaril". Desciendo nuevamente el río y trato de cruzarlo, unos 6 km. de ancho en la desembocadura, por medio del Ferry más asqueroso y espantoso que he visto en muchos años. Podía haber volcado en cualquier momento. Hay muchos mandingos por todas partes: se distinguen porque llevan tres puntos negros en la mejilla izquierda. Las ropas de las mujeres son muy bonitas pues, además de ser de colores vivos, llevan unos volantitos en las mangas que los hacen parecer de época. Todos intentan robarte o timarte. La pobreza es extremadamente superior a la de Mauritania, Senegal, etc.

Por todas partes crecen las plantas de los cacahuetes. Son pequeñas, de unos 30 cm. de altura y los cacahuetes son pequeños bulbos que crecen en sus raíces.

Veo muchos gorriones y lagartos por todas partes. Hace tanto tiempo que no llueve

que hay polvo por todo. Es tal la cantidad de ese polvo que hay en suspensión que apenas deja pasar el sol y no distingues la sombra, a pesar de haber mucha luz. Normalmente puedes mirar al sol pues no te ciega. Por cierto, son muchas las personas ciegas que hay en el país.

El turismo se concentra en una pequeña zona aislada, de forma que el turista no se entera de lo que pasa en el resto de la nación (parecido a lo que hacen en la República Dominicana). Si a un turista se le ocurre ir solo a la capital Banjul, lo dejan "pelao", pues está llena de ladrones. Pasé una noche en uno de esos hoteles para turistas y resultó estar sucio y sin mantenimiento alguno; hacía juego con los turistas que lo ocupaban: de horrible pinta, gordos y con tatuajes.

Las riberas del río Gambia están cubiertas de polvo. Si vuelvo a este país será en el mes de diciembre, justamente después del periodo de lluvias. Ahora, después de cinco meses sin caer ni una sola gota, todo está seco y gris. Es como ver una película de la Amazonia en blanco y negro, paciencia. Observo pájaros muy pequeños difíciles de fotografiar: muchos del “tipo gorrión”, con una mancha negra en el pecho; muchas palomas de ojos rojos saltones; muchos "mirlos" de color verde eléctrico, que ya había visto en otros países africanos; vencejos, golondrinas, petirrojos, y otros mucho más pequeños. Algunos de estos tienen la cabeza gris-negra.

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Las gentes son sosas y tristes. La miseria les golpea con fuerza y se comprende su poca felicidad aparente. Sus bailes típicos son monótonos e insípidos. Tocan la flauta y una especie de cítara. Como buenos musulmanes no prueban el alcohol.

Recorrí los "complejos turísticos" y me parecieron pobres y sucios. Sus calles a medio asfaltar, no tienen aceras ni desagües y las construcciones son baratas. En esta zona sólo pueden estar los "negritos" autorizados. Una de las excursiones típicas que ofrecen a los turistas es la de visitar el poblado del mandinga ''Kunta Kinte" de la serie: “Raíces”.

La vegetación que más abunda es el arbusto. Las playas del Atlántico no valen nada. Las únicas flores que vi fueron las frangipanis, en forma de arbolito. Hay zonas de marismas con manglares de grandes dimensiones con abundancia de pájaros, supongo. Recorrí otros 100 km., aproximadamente, por la margen izquierda del río Gambia y me encontré lo mismo que en la derecha: matorrales llenos de polvo, aunque menos pobreza.

El aeropuerto de Gambia es muy bonito, moderno y con una arquitectura original. Seguramente un regalo de la O.N.U. De Gambia vuelo a Guinea Bissau en un pequeño avión de hélice de Air Mauritania, por supuesto yo soy el único blanco. Hasta otra.