Polonia-Varsovia 05

Junio de 2005

La República de Polska, Polonia, acaba de retirar hace solo unos días sus tropas de Iraq tras la pérdida de 14 soldados. Por otra parte, y como miembro de la UE, tendrán este otoño el referéndum sobre la constitución europea. Su presidente, el famoso kwasniewski, fue elegido en el 95 y no hay quien lo eche del poder… Su población, eminentemente católica, ha crecido algo y ya está en 40 millones aunque su superficie sea un 30% inferior a la de España. Siempre he pasado frío en este país, haya sido mi visita en verano o en invierno, norte o sur; no hay que olvidar que está nada menos que en el paralelo 55, casi nada. Su gente también lo es, o así me lo parecen, pues ignoran al turista, como hacían en mi primer viaje en el 78 cuando percibía que la policía los detenía si hablaban conmigo por ser “capitalista” o bien por venir de un país fascista como era la España de entonces…tiempos de verdadero furor comunista y guerra fría. Desde 1947 hasta el año 1989 estuvieron bajo la bota de Moscú, fecha en la que el sindicato Solidaridad provocó su salida y el paso a una democracia.

Cuando llegué, un viernes pasada la medianoche, la gente joven se agolpaba fuera de las discotecas y bares en un ambiente animado. Al igual que en España, y a pesar de ser una noche fría, las chicas vestían ropa muy ligera. Vi muchas iglesias, muchas, hasta el punto de que algunas estaban al lado de otras o bien enfrente. Pasé delante de la sirenita de Varsovia la que, según dicen en broma, es prima de la de Copenhague. También crucé el famoso río Vístula sobre uno de los puentes modernos situado al lado del enorme, y también muy moderno, estadio de fútbol.

Un espléndido sol me acompañó durante mi estancia en Varsovia. Creo que los polacos que viven en España parecen tener menos dificultades para aprender español que las que tendríamos nosotros al tratar de aprender polaco. Con relación a mi primer viaje en 1978 encuentro que la gente es ahora mas alta, tienen mas aire europeo, se ven más rubios, hablan alto y gesticulan pero siguen, en cierto modo, sin atreverse a hablar con los turistas y manteniendo su seriedad.

Reconocen, ellos mismos, ser los europeos más serios y con menos sentido del humor de Europa. A veces son tan serios que tienen un aire circunspecto. Me sorprendió que lo reconocieran públicamente. Todo está mas limpio, sobre todo las calles y lugares públicos, pues no se ve ni un solo papel. Sus iglesias, a miles, siguen siendo muy místicas y con antiguos confesionarios; ahora aparecen limpias y con menos fanatismos en su interior. Los sacerdotes siguen con su sotana. Los judíos, por su parte, tienen alguna sinagoga y hay algún que otro barrio judío antiguo sin mucha actividad; tengo la sensación de que se han ido yendo.

Charlé con un polaco, periodista y viajero, quien me decía haber jugado al béisbol en Gijón y que eran muy buenos; se rió cuando le dije que le daba 10 puntos por aquello de haber jugado en mi ciudad natal. La decoración tiene un cierto aire alemán, con motivos antiguos y, además, ellos mismos son correctos, serios, no muestran sus sentimientos y son formales como los alemanes. Las terrazas de los bares son como las alemanas: tiestos, flores, tarima de madera, etc. Uno de los días que estuve, y mientras me tomaba en una terraza una de las buenas y crujientes pizze, un lugareño me habló en un español con fuerte acento andaluz; me contó que vivió algunos años en Andalucía y que se dedicó a la guitarra, que era lo suyo y que había dado conciertos y grabado muchos Cd. Charlé un rato con él y fue una conversación agradable, se llamaba Valery, supongo que es Valerio. Por la tarde me hablaron bien de él en una tienda de música y compré por muy pocos eslotis un CD suyo; lo escuché en el ordenador y era aceptable con la guitarra y con sus melancólicas composiciones polacas, pero no era un Paco de Lucía, precisamente. El buen Valerio Gaydenko pasaría hambre en España pues nuestro nivel de guitarra es mucho más alto.

Su producto interior bruto, PIB, es muy bajo pues ronda solo los 5 mil dólares, España unos 25 mil; por otra parte el paro ronda el 20%. Su agricultura produce lino, cereales, azúcar y colza; en la industria nos ganan a todos en carbón y también son buenos productores de plomo. Tienen muy desarrollada su industria textil y farmacéutica. La enseñanza es gratuita y obligatoria entre los 7 y los 14 años y la asistencia médica es siempre gratuita y tienen 2,2 médicos por cada mil habitantes, casi la mitad de los que tiene España.

La comunidad europea ha sido muy generosa con este país; la ciudad histórica de Varsovia, que como siempre es Patrimonio de la Humanidad... está muy bien restaurada y tiene muchas calles adoquinadas y peatonizadas. Por otra parte, Alemania se ha volcado con ellos y es, en este país, donde muchas empresas alemanas se han establecido por ser un nuevo mercado y poder fabricar a precios más bajos. Aquí la construcción va a muy buen ritmo y se ven obras por todas partes. La edificación de la ciudad, salvo algunos rascacielos, tiene solo 3 plantas lo que da un aspecto residencial y las calles del centro son todas amplias avenidas, siguiendo el aire triunfalista que caracterizaba la antigua URSS y a la época de los zares; de esta forma permitían que desfilara el ejército imperial con más esplendor.

Varsovia, o más bien su aglomeración urbana, ya pasa los 2,2 millones de habitantes. Su moneda, los eslotis, no parece quererlos nadie, ni siquiera ellos, pues nada de mucha calidad puede comprarse con ellos. Buscan desesperadamente lo euros o los dólares americanos; hay mercado negro por todas partes. Actualmente el servicio militar es obligatorio. Al parecer, las mujeres viven 8 años más que el hombre, así que la que más y la que menos se tira 8 años viuda…¡qué felicidad, descansar del marido! Una cosa buena tiene Polonia: todos son polacos y todos hablan polaco, que bien y en qué pocos países ocurre esto hoy en día. Bueno, quiero decir, prácticamente, todos. En fin, siempre se cuela algún ucraniano, bielorruso o alemán

En cuanto a la comida, creo que tienen muy buen pan, crujiente pizza y muy buen codillo que cocinan al estilo alemán. Nada de pescado y carne bastante buena; buenos dulces, pasteles y frutas. Se come bien en un restaurante del barrio histórico llamado Barbacan en el que además se alquilan habitaciones limpias a buen precio. En los restaurantes, y mientras esperas, te ponen en un plato aceite de oliva con unas gotas de módena para que vayas mojando; he de decir que a mí me sabía muy bien. Por cierto, la comida, cuesta más o menos la mitad que en España.

Tal es la limpieza que he visto en Varsovia que, llegó un momento, empecé a buscar, al menos, un papel en el suelo...pero no hubo forma, no encontré ninguno. Con ese comportamiento tan pulcro, parece increíble que en España tengamos bandas organizadas de criminales polacos; es como si su policía los hubiera expulsado hacia Europa prohibiéndoles el regreso. Puede que haya algo de ello...

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La antigua estación central de trenes, a la que yo llegué en 1978, ha sido reconstruida con aire moderno. Frente a ella, en el mismo año, había una pensión en la que me alojé; ahora, pasados tantos años, la cadena hotelera Marriot ha construido un rascacielos en su lugar; no podía creérmelo. Bajo la estación múltiples bares y restaurantes albergan a una juventud consumista que trata, a marchas forzadas, de seguir el comportamiento de otras ciudades europeas más avanzadas. Tienen Metro pero con solo una línea por lo que son los autobuses y trolebuses los que hacen todo el trabajo del transporte urbano. Ambos son enormemente largos y tienen problemas al tomar las curvas de las calles.

El domingo por la noche, cansado de deambular por las calles entré, por curiosidad, en una de las miles de iglesias en la que comenzaba la última misa del día; eran las 21.30 y no nos dejaron salir hasta las 22.40 ya que la celebración fue detenida mientras, otro sacerdote, pronunciaba un sermón que duró 25 minutos mientras yo, que nada entendía, daba grandes cabezadas. Al salir nos invitaron, uno a uno, a coger algunos papelitos puestos en una cesta de mimbre. Pensé que serían consejos o bienaventuranzas y tomé tres. Minutos más tarde hablé con uno de los feligreses en la calle quien me contó: el sermón fue buenísimo pues trataba de temas sociales muy interesantes… le mostré mis papelitos y me dijo: pasta de dientes, productos de limpieza de baño y pastilla de jabón…contuve la risa mientras le daba un billete de 10 euros y le pedía que por favor lo comprara él y lo entregara por mí el próximo domingo. Le sorprendió este gesto de un turista. Cuando le decía adiós, le oí decir algo así como: qué buenos católicos sois los españoles…sin comentarios.

Hasta otra.


Leído este viaje del año 2005 paso ahora, en 2014, a actualizar los datos de la memoria anterior:

La renta por habitante, PIB, ha pasado a ser ahora de 12.600 dólares (algo menos de la mitad de la que tiene España). Siguen siendo católicos hasta el 90%. La inflación es del 4% y su paro es del 10% en el hombre y del 50% en la mujer. Jubilación a los 67 años. Siguen con una fuerte industria textil y minera de carbón, plomo, zinc, etc. La población se mantiene debido a la gran emigración hacia los países comunitarios. Al no estar su economía a la altura del euro, se han visto obligados a mantener sus eslotis. La enseñanza solo es gratuita y obligatoria desde los 7 a los 14 años. Dicen recibir, oficialmente, 27 millones de visitantes al año, lo que me parece muy exagerado. La asistencia médica es gratuita, aunque más bien insuficiente. Tienen 2,1 médicos por cada mil habitantes lo que supone la mitad que en España. No hay analfabetismo, lo que dice mucho del socialismo que les precedió y de la enseñanza obligatoria. Ahora su servicio militar es voluntario.