Georgia 00

Octubre de 2000

Entré en Georgia a través de la frontera terrestre que tiene con Azerbaiján, tras haber recorrido 550 Km. en medio de una constante lluvia. No me "estrujaron" como hacen habitualmente con los viajeros solitarios en estos países ex-comunistas. Tuve que hacer 200 Km., de noche y por la peor carretera que jamás haya recorrido: llovía sin parar, no se veía nada y estaba llena de cerdos, vacas, pavos, etc. Hasta pasé al lado de un helicóptero ruso.

Las mujeres de los pueblos visten, todavía, ropa campesina bastante tradicional. El paisaje es muy verde y está salpicado por bosques, ríos y prados. Llegué a Tbilisi y pude alojarme en un cómodo hotel. A la mañana siguiente ya estaba recorriendo la capital.

Cuenta con centenares de iglesias: sinagogas, ortodoxas, católicas, gregorianas, mezquitas, etc. Es un país que tiene múltiples problemas: étnicos, con Rusia, con 2 repúblicas autonómicas en su interior, con otra, ABJASIA, separada y unida a Rusia desde el año 1993 etc. etc. Su difícil orografía hace más fácil el separatismo. Además hay otra región georgiana, próxima a Armenia, que quiere estar unida a Armenia.

De las 2 repúblicas autónomas interiores una es OSETIA del Sur (que se quiere separar y unirse a OSETIA del Norte, perteneciente a RUSIA) y otra es ADZHARIA que da al Mar Negro. Todo es muy complicado en el Cáucaso.

En 1992, cuando Abjasia se hizo independiente, hubo una guerra civil apenas conseguida la independencia de Georgia que lo hizo en el 91. Además hay que contar con los refugiados georgianos que de esa nueva república tuvieron que exiliarse, unos 200.000.

Por si fuera poco ahora hay refugiados de Chechenia, unos 8.000 de momento. En fin todo son problemas. Quizás, cuando formaban parte de la URSS estaban mejor. Están desorientados y son víctimas de unos políticos corruptos y de una mafia que controla todo.

Sus relaciones con Azerbaiyán son buenas, debido a que por Georgia pasa la tubería de crudo proveniente de ese país y que llega al puerto de POTI, en el Mar Negro, donde se cargan los petroleros.

Hay algunas cosas buenas en GEORGIA: por ejemplo el vino tinto, su maravillosa hospitalidad, la honestidad de la gente, su falta total de analfabetismo, sus montañas, sus bosques, etc. Tbilisi es una ciudad medieval con un bonito río cruzándola y con muchas y muy atractivas iglesias. Vienen unos 4.000 turistas anuales (una media de 11 diarios) de los cuales casi ninguno es español. He encontrado, y guardado para mi colección, monedas de curso legal.

La comida es buena y diferente. He comido ternera metida en unas bolsas de pasta y puesto a hervir durante unos minutos, pan en forma de torta, trozos de cerdo fritos con cebolla, etc. Nunca pescado del Mar Negro.

En un restaurante, unos jóvenes se levantaron y me preguntaron si era georgiano. Habían hecho una apuesta. La verdad es que nos parecemos mucho a ellos o ellos se parecen mucho a nosotros. Mi chofer, pués alquilé un coche por varios días, era clavado a un español. Les dije que ellos me parecían todos españoles. Nos bebimos media botella de vodka y brindamos por España y por Georgia. La gente fue muy cariñosa conmigo. Todos me invitaban y están orgullosos de saludarme.

Contraté un 4X4 con chofer y una guía intérprete con los que subí a unas montañas situadas a 2.500 m. de altura, frontera con CHECHENIA, (actualmente en plena guerra con Rusia) objeto de mi escapada. Vi algunos chechenos escapando de su país y cruzando a Georgia para ser refugiados. Las montañas estaban nevadas y las gentes del lugar tuvieron que dejarme ropa para abrigarme. Toda una aventura. Llegó un momento en que la nieve nos impedía seguir subiendo. El lugar se llama GUDAURI, que parece una palabra vasca.

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Recorriendo el país se encuentra uno con muchos castaños, robles, avellanos, nogales, etc. Ahora es otoño y hay unos colores preciosos: ocres, marrones, amarillos, etc. He encontrado por la carretera flores sobre el asfalto y me han dicho que las tiran a la entrada de los pueblos en los que hay un funeral.

Los mejores meses para venir a Georgia son: la última semana de Mayo, todo Junio, Septiembre del 15 al 30 y la 1ª semana de Octubre. Yo he venido tarde y no ha parado de llover.

Tiene una superficie el doble de Cataluña (70.000 km2), con una población de 4.500.000 pero que decrece pues la gente emigra. El paro pasa del 50% y hay verdadera miseria. La capital Tbilisi tiene 1,2 millones de habitantes. La unidad monetaria es el LARI que vale medio dólar, unas 100' Pts en este momento.

El presidente del país es el ya famoso SHEVARDNADZE, que fue ministro de exteriores de la URSS durante muchos años. Este montañoso país tiene: manganeso, gas y cemento. La esperanza de vida es de 70 años para el hombre y 77 para la mujer. Como religión son: un 65% ortodoxo, un 11 % musulmán y el resto judíos, georgianos, católicos, etc. Como grupo étnico el más importante es el georgiano, después el armenio, el ruso, el griego, etc. El idioma oficial es el georgiano cuya escritura es original y diferente a todas las demás existentes (creo que unas 12 diferentes en el mundo).

Además de la vid, tienen mucho ganado vacuno y ovino, patatas, maíz y madera.

El río Kura, que atraviesa Tbilisi, es el más importante de todos y tiene algunas presas y saltos hidráulicos. La parte oeste del país fue, al parecer, la tierra del famoso vellocino de oro. Hay una provincia en donde hay una serie de palabras muy parecidas al euskera. De hecho: padre, madre, etc. son palabras idénticas. Hice algunos comentarios sobre esto cuando, algunos meses después, Radio Euskadi, en Bilbao, me hizo una larga entrevista en directo.

El otoño es muy agradable: de un lado la nieve, de otro los colores de los castaños, los robles, los álamos... con esas tonalidades ocres... Visité algunos mercados y vi de cerca lo mal que vive la gente de los pueblos. Más abajo, donde desaparece la nieve pero quedan todavía montañas, aparecen esos colores maravillosos. Hermosos y coloridos bosques por todas partes. Por las carreteras sigo viendo muchos coches averiados… ¡el tercermundismo! En uno de los mercados vi higos de color rojizo que jamás había visto anteriormente.

Visite la zona entre la capital Tbilisi y el Mar Negro deteniéndome en GORI, pequeña ciudad en la que nació y vivió algunos años Stalin, la cabaña donde nació y el vagón de ferrocarril en el que viajaba siempre, llevando todos sus efectos personales y documentación. El recorrido está salpicado de preciosos y fecundos valles siendo los más fértiles los cercanos al mar, con plantaciones de te.

Los cortes de electricidad son continuos y la gente se manifiesta en las calles para protestar por ello pidiendo lo que ya tenía hace más de 40 años con Stalin. Han ido a peor y, además, han perdido toda esperanza y todo el orgullo de pertenecer a un país como este: culto y civilizado. ¿Cómo puede un gobierno tan corrupto y una mafia tan potente atreverse a hacer esto con su pueblo, con su gente? ¡MALDITOS SEAN! !!Hacer esto a gente pacífica y culta con sólo un 0,5% de analfabetismo !!. Hablé con nuestro cónsul honorario: MARIAM BAGRATIONI de BAVIERA. Me dijo que, ella misma, pertenecía a la familia real italiana que desde el siglo X había gobernado Georgia hasta la llegada de los comunistas. Ahora, a la espera de que se aprobara el regreso de la monarquía, llevaba 5 años en el país intentando ayudarlo y, para ello, trataba de que empresas españolas invirtieran en él. Me confesó no estar consiguiendo mucho. Vino con la esperanza de llegar a ser la Reina o hermana del rey. Charlamos ampliamente del tema. Uno de sus abuelos, me dijo, fue general ruso y luchó contra Napoleón III. Un partido, el tradicionalista, de pocos votos, la apoyaría. Pero el partido fuerte, el de SHEVARDNADZE, de origen comunista, no está por la labor. Los restos de la larga dinastía de reyes y reinas del país descansan en la iglesia llamada "SVETI- TSKHOVELI” (Life giving pillar). En ella se encuentra la familia de Mariam.

Mi chofer, llamado GUÍA y mi guía, llamada ELIZA, bien podrían ser españoles. Lo pasamos muy bien. Fuimos a cenar dos noches a un restaurante muy conocido, llamado NIKALA (nombre de un pintor, ya fallecido, cuyos cuadros se exponen en el local). Tanto al chofer como a la guía les tomé afecto pues los georgianos son muy hospitalarios y cariñosos. El mal tiempo, la continua lluvia y, a veces, el viento, me han perjudicado durante el viaje y mi reportaje fotográfico, diminuto y malo, resulta horrible. Hice mis largos recorridos con un vehículo todoterreno inglés que participó hace 2 años en el TROFEO CAMEL celebrado en Georgia. Momentos antes de despegar de Tbilisi con destino a Zurich se estrellaba en BATUMI (Georgia) un avión ruso con 75 ocupantes. Hasta otra.