Pirineos 73

En un principio no era mi intención incluir en “sabinoelviajero.com” los pequeños viajes hechos por España y por los países europeos más conocidos, dado que estos están a la altura de cualquier viajero.Me decidió, el hecho de pensar que alguna fotografía pudiera ser un documento de interés para algún seguidor de la web.

Año 1973

Tremendamente estresado, decidí tomarme unas vacaciones. Tomé el coche que tenía, un Seat 124, y enfilé al Pirineo oriental para comenzar el viaje desde su origen, no muy lejos del mar Mediterráneo en la provincia de Girona. Arranque en Figueres, capital del Ampurdán alto, y fui siguiendo los Pirineos hacia el Norte. Atravesé La Garrotxa, Besalú y Olot, pasé por Ripio y me adentré en la maravillosa, verde y delicada Cerdanya. Realmente es un rincón virgen y de ensueño, quizás uno de los lugares que más me atraen de esa parte del Pirineo. Me acerqué, por curiosidad, a la diminuta Llivia y, por supuesto, a Puigcerdá para, continuando por la carretera que va por el norte de la sierra del Cadí, llegar a la Seu D’Urgell. Llevaba 3 días de tiempo agradable pero al llegar aquí llovía y hacía frío.

Dejé a un lado Andorra, la que ya había visitado en un invierno anterior, y continué en dirección a la sierra de los Encantats, llegando al agreste puerto de Bonaigua y, finalmente, a Vielha y el paradisíaco Valle de Arán. Qué decir de él que no se haya dicho antes: armonía, paz, verdor y silencio. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que lo hayan arruinado con masivas edificaciones? No tardaremos en saberlo. Pasé varios días alojado en el Parador Nacional y pescando todos los días en los riachuelo trucheros del valle. Fueron unos días inolvidables.


Pasé el maldito túnel de Vielha, que no cumple normativa alguna sobre seguridad, y me dirigí a otra zona de gran belleza natural…Monte Perdido y Parque Nacional de Ordesa…Para llegar pasé por lugares muy pintorescos como Sos, Benasque, Ainsa, Bielsa…Pineta, Torla…¡increíblemente bellos!. No pude evitar quedarme unos días. En la zona había mucho ambiente pues era la primera quincena de Agosto y al haber buen tiempo en la noche se llenaban las calles, bares y restaurantes.

Tenía muchos kilómetros que hacer hasta llegar a Asturias, mi destino final, así que continué: Biescas, Sallent de Gállego, Panticosa, Valle de Hecho, valle de Ansó. Pasé dos días por la zona y finalmente me dirigí hacia el valle de Zuriza, encantador rincón que hace frontera con el pirineo navarro. Cuando salía de este pequeño valle, la guardia civil me dio el alto y detuvo mi coche: me echaron contra el talud de la carretera y me colocaron el subfusil en la espalda. Al final se disculparon por el error pero el susto me duró un par de días, creí que me iban a disparar; al parecer ETA acababa de atentar por la zona.

Isaba fue el primer pueblo del Roncal que disfruté, aquí pasé la noche, después seguí disfrutando del precioso valle y pase a Aoiz y finalmente a Burguete y Roncesvalles con su pequeña capilla. Al siguiente día bajaba a Pamplona y salía zumbando para Asturias. Seguiré viniendo, de tarde en tarde, a este agreste Pirineo que tanta belleza y deporte de ríos y montaña aporta a las gentes del país.

El álbum correspondiente a este viaje fue objeto de un accidente doméstico con deterioro de gran parte de las fotos.